POR Jorge Octavio González
Si lo que todo el aparato del Estado está utilizando para golpear a Xóchitl Gálvez es un simple papel que no tiene la casa donde habita y que en todo caso amerita una multa para el desarrollador y no para ella, quiere decir que no encontraron nada que en realidad destroce las aspiraciones de quien será la candidata a la presidencia de la República por el Frente Amplio Opositor.
Y es que, si bien al principio López Obrador utilizó los contratos que las empresas de la senadora recibieron durante su paso como funcionaria púbica para debilitarla, en los hechos no tuvo el efecto esperado porque no había nada ilegal.
Durante el proceso interno los propagandistas estuvieron hablando todos los días de que Santiago Creel sería el candidato presidencial, todo con la finalidad de que no fuera Xóchitl; lo mismo sucedió con Beatriz Paredes, a quienes los aplaudidores del régimen obradorista vieron con posibilidades de competir.
Hoy, sin embargo, el mayor escándalo contra Xóchitl Gálvez es un simple papel que se resuelve con una multa al desarrollador y ya.
Para seguir ayudando a Claudia Sheinbaum, los propagandistas del gobierno federal han estado publicando encuestas de empresas que hace algunos meses llamaron espurias y aliadas de la mafia del poder, pero como mantienen a la ganadora del dedazo de AMLO en primer lugar la replican y dicen que es imposible que logren remontar el resultado.
Sólo que olvidan una cosa: en estos momentos ni siquiera hay candidatos a la presidencia de la República; lo que hay son dos coordinadores de un movimiento, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, que ganaron sus procesos internos.
Y también hay un independiente que tiene posibilidades de colarse a la contienda, Eduardo Verástegui.
De Samuel García ni vale la pena hablar: es posible que ni siquiera logre la licencia para separarse de la gubernatura; en caso de hacerlo, no podrá regresar cuando pierda, porque se habrá nombrado a un gobernador interino con las fuerzas políticas que no lo quieren ver ni en pintura, esto es, el PRI y el PAN.
Cierto es que, como decía hace dos párrafos, los que apoyan a Claudia Sheinbuam olvidan una cosa: no hay candidatos a la presidencia y todavía faltan 9 meses para que se lleven a cabo las elecciones.
¿Qué significa esto? Que, en efecto, la ventaja que tiene en estos momentos la coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación es artificial y lograda a partir de los cinco años que estuvo pagando millones a medios y a encuestadoras cuando estuvo como jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Lo que le queda a Claudia Sheinbaum es bajar y recibir los golpes que le propinará la oposición por no ser una candidata independiente sino totalmente una marioneta del presidente de México que, en los hechos, no podrá prometer nada que sea contrario a los postulados de MORENA y su dueño.
Para Claudia no se podrá modificar el sistema de salud, la estrategia de seguridad, el modelo de educación y seguirá el derroche de recursos en obras inservibles como el Tren Maya y Dos Bocas.
Y olvidan otra cosa: Xóchitl Gálvez en menos de dos meses logró superar en preferencias a quienes llevaban años buscando la nominación presidencial, como Santiago Creel, Beatriz Paredes, Lilly Téllez, Enrique de la Madrid, Silvano Aureoles, Miguel Ángel Mancera, entre otros.
De no estar considerada en las mediciones a la candidatura presidencial, ganó el proceso interno con más de 15 puntos.
Si eso hizo en menos de dos meses, la lógica indica que cuando comience el proceso electoral subirá como la espuma, amén de que más mexicanos la conocerán y verán en ella una opción de gobierno, y no el desastre que hoy está en MORENA.
Y si para febrero o marzo Xóchitl Gálvez sube y alcanza o rebasa a Claudia, en Palacio Nacional optarán por el plan B, que podría ser Marcelo Ebrard o Adán Augusto López Hernández.