Centro de exterminio en Jalisco

POR Jorge Octavio González

El hallazgo hecho en el rancho Izaguirre, no por la Fiscalía General del Estado de Jalisco sino por el colectivo Guerreros Buscadores, recordó a las peores prácticas que se dieron en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial.

Pese a que en el 2024 las autoridades jaliscienses y la Guardia Nacional realizaron un cateo en dicho lugar, en donde 10 personas fueron detenidas y dos más liberadas, no se hizo una exhaustiva búsqueda del horror que se cometía en esos terrenos de una de las organizaciones criminales catalogadas como terroristas por parte de los Estados Unidos.

El rancho Izaguirre era utilizado por el CJNG como un centro de confinamiento, de adiestramiento y exterminio de personas que, sin embargo, eran reclutadas de diferentes maneras para unirse a las filas de la organización criminal.

Hoy, sin la tecnología que utilizó la Fiscalía de Jalisco el año pasado, los miembros del colectivo Guerreros Buscadores encontraron tres hornos crematorios y cientos de fragmentos óseos, amén de cientos de pares de zapatos y osamentas de personas que fueron torturadas, asesinadas y calcinadas para no tener rastro alguno de su existencia.

Conmovedora fue la carta de un joven que, consciente de que estaba en un lugar del que probablemente nunca saldría con vida, se despide del amor de su vida con unas palabras que sólo alguien que ya perdió toda esperanza en este mundo es capaz de escribir.

El campo de exterminio, de casi 10 mil metros cuadrados en Teuchitlán, Jalisco, es la prueba fehaciente de que los grupos criminales han operado con total impunidad los últimos años que, de acuerdo a los análisis que se han hecho de la inseguridad en el país, nunca se les persiguió.

Cierto es que el rancho Izaguirre, ubicado en Jalisco, es competencia del gobierno del Estado jalisciense, gobernado el año pasado por Enrique Alfaro Ramírez y hoy por Pablo Lemus, que al menos sí ha demostrado tener toda la disposición para colaborar con las autoridades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana para resolver el asunto.

No es posible, desde luego, que autoridades capacitadas y con tecnología de punta no hayan encontrado los hornos de cremación de personas que sí hallaron los Guerreros Buscadores de Jalisco; eso es una humillación al sistema de justicia mexicano y a sus métodos nada efectivos para localizar restos humanos en fosas clandestinas.

El campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, que a muchos recordó a la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, no es el único existente en territorio jalisciense, no se diga mexicano; debe haber cientos o miles que esperan la llegada de las autoridades para descubrir el terror que vivieron las personas desaparecidas en todo el país.

Escribió Ciro Gómez Leyva en Excélsior que, de acuerdo a las declaraciones de los imputados en su intento de homicidio, hay otro campo de adiestramiento en Ciudad Guzmán, “a dos horas de Guadalajara por la autopista de Colima”.

Ahí, indicó el conductor de noticias, tres de los sicarios que intentaron matarlo fueron enviados en noviembre y diciembre de 2022 “para perfeccionar el manejo de armas, y que al tercer día de su regreso al Valle de México atentaron en mi contra”.

El horror nos alcanzó después de más de 85 años.