POR Jorge Octavio González
A cuatro días de la elección todavía hay quienes no dimensionan el golpe de realidad que la sociedad les dio con su voto.
En Colima, como en México, MORENA arrasó; incluso hay posibilidades de revertir un distrito local y una presidencia municipal.
Vamos al breve análisis de los Distritos I, II y III.
Distrito I. Fernanda Salazar quería reelegirse como diputada en el Congreso del Estado; ganó en el 2021 y se dedicó a trabajar y a ser una voz crítica.
En las calles, sin embargo, nadie la volvió a ver: en Nuevo Milenio, por ejemplo, en un mitin donde estuvo Viridiana Valencia Vargas, preguntó a los asistentes si sabían quién era su diputado.
Nadie supo responder. Y era, ciertamente, Fernando Salazar.
La gente, con su voto, castigó a quien nunca regresó a las colonias ni siquiera para agradecer a la gente que le dio el triunfo en las pasadas elecciones.
José Manuel Romero Coello fue el beneficiario de esa situación, además de que la marca MORENA le ayudó sobremanera, no obstante venir del PRI y de hacer esa histórica declaración acerca de que tenía tatuado en el pecho las siglas del Revolucionario Institucional.
Distrito II. Pese a que en los primeros cortes del PREP iba ganando Carlos Antonio Cárdenas Roque, los que siguieron dieron la ventaja a Priscila García.
El ex funcionario de la administración de Ignacio Peralta hizo campaña como si se tratara del sujeto más experto y profesional para legislar como nadie en la historia.
Llegó a decir que, como ya había sido funcionario en los tres órdenes de gobierno, sabía lo que tenía que hacer en el Poder Legislativo. Su arrogancia, su aire de superioridad, lo hundió: por más estudios que tenga, la gente vio a un tipo patán, cínico y soberbio.
Sus promotores en los medios decían que ya tenía la curul en su bolsa. Mintieron descaradamente. Carlos Roque jamás tuvo alguna posibilidad de ganar la elección, pese a que Priscila García no era la mejor competencia.
Cárdenas Roque propuso que, si en el primer año no era el diputado con mayor productividad o de los cinco con más iniciativas de ley presentadas, se iría sin esperar a la revocación de mandato. Obvio mentía. Jamás se iría y dejaría el cargo nomás porque lo prometió.
Lo bueno, sin embargo, es que la sociedad no tendrá como su representante a Carlos Roque, un sujeto ruin y altanero que, como lo demostró en estos años como funcionario, escaló a base de traiciones y golpes bajos a quienes lo ayudaron.
De las buenas noticias que tuvo la jornada electoral.
Distrito III. El PRI tomó una —de muchas— de las perores decisiones al nominar a Martha Silva Rodríguez como candidata a la diputación local por el Distrito III. Nadie, salvo su familia, sabía de quién se trataba.
No por nada la gente optó por la abanderada de MORENA, PT y Verde Ecologista, Glenda Ochoa. 9 mil 572 votos obtuvo el pasado domingo 2 de junio, mientras que la candidata del PRI y el PAN 4 mil 472. Fue un dos a uno.
Glenda Ochoa repetirá en el Congreso del Estado y formará parte del grupo mayoritario que avasalló a la oposición en las urnas.
Si el PRI y el PAN esperaban una señal de la gente para cambiar su forma de hacer política, el 2 de junio la recibieron; depende de ellos si quieren reformarse o continuar con los caciques que vienen tomando las decisiones en el partido desde hace más de 30 años.