POR Jorge Octavio González
Armando Reyna Magaña, de acuerdo al Tribunal Electoral del Estado, quedaría fuera de la contienda por la presidencia municipal de Tecomán porque su partido tiene que respetar las cuotas de género.
Esto es: quien quiera suceder a Elías Lozano tiene que ser una mujer.
Las cuotas de género, como opinión propia, sólo refuerzan la idea de que las mujeres no son competitivas ni serían votadas por la ciudadanía.
Es así de absurdo: en un municipio, como en este caso Tecomán, donde hay altas posibilidades de que MORENA gane, tiene que ser propuesta una mujer.
En lugares donde no haya posibilidades de triunfo para el partido tiene que ir hombre; si el instituto político pone a una mujer ahí la autoridad electoral los reconviene porque ellas tienen que ser candidatas en lugares donde sí tengan posibilidades de triunfo.
Lo único cierto, sin embargo, es que con esta patética ley lo que hacen es darles la razón a quienes dicen que las mujeres no podrían ganar un cargo de elección popular por sí solas; por eso tienen que ser candidatas en lugares donde sí tengan posibilidades de ganar, porque no les ven carácter ni garra para remontar una campaña adversa.
Esa ley que tanto aplauden las mujeres las considera, al mismo tiempo, incapaces de ganar. Una lástima, ciertamente, que sólo puedan acceder a cargos por la generosidad de una ley que las menosprecia en sus capacidades.
En fin: ya fue mucho de hablar de esa ley inútil.
Armando Reyna, pues, no sería el candidato de MORENA a la presidencia municipal de Tecomán porque, de acuerdo al convenio que firmaron sobre las cuotas de género, tiene que ser abanderada una mujer.
Esto, de permanecer así, pondría feliz a Óscar Ávalos; lo que ignora el empresario tecomense es que, aun cuando pongan a una mujer como candidata en el partido guinda, le ganaría por mucho en la contienda electoral.
Avalos Verdugo no tiene posibilidades porque ahora sí va a competir; antes ganaba porque las elecciones estaban arregladas y el sistema favorecía a los suyos. Hoy no es así: aunque pudo comprar la candidatura en el PRI, no podrá comprar la elección.
Pero hay otra cuestión: Armando Reyna, en este mundo de leyes, donde todavía existen las instituciones que el presidente de la República quiere desparecer, puede recurrir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que tendrá la última palabra sobre el asunto.
Y allá, muy probablemente, le den la razón. O no.
Lo curioso, lo irónico, es que los políticos aún pueden acudir a otras instancias para apelar una resolución que no les favoreció.
Después, si desaparecen las instituciones, tal vez no haya esa posibilidad.
Hoy, sin embargo, Armando Reyna puede ir al TEPJF para que revisen el caso y, eventualmente, le digan que sí puede ser candidato a la alcaldía de Tecomán. O no.
MORENA, con ese diputado del montó o sin él, ganará la elección en Tecomán.
Pobres tecomenses.