POR Luis Fernando Moreno Mayoral
El septuagenario Arnoldo Ochoa González definitivamente está enfermo de poder.
Hoy ya no es ni la calca del porro que era en los años 50; ya no tiene la fuerza ni el carácter para defender causas desde el Congreso del Estado.
Lo que sí es y sigue siendo es un misógino que, como lo exhibió Indira Vizcaíno en la sesión extraordinaria donde dio su III Informe de Gobierno, normaliza cualquier ataque físico y verbal en contra de las mujeres.
Y justo ayer, cuando el diputado priísta Arnoldo Ochoa subió a tribuna a dar un posicionamiento sobre la situación de Colima, se le ocurrió tratar el tema de la violencia de género.
Fue ahí, cuando tuvo la oportunidad de dar respuesta, que la gobernadora del Estado recordó una anécdota que retrata de cuerpo entero al septuagenario que se le hace normal pegarle a las mujeres.
Indicó que, en una Mesa de Seguridad para la Paz, siendo secretario general de Gobierno de la anterior administración, Arnoldo Ochoa dijo que un empujón y un par de cachetadas no podría considerarse violencia de género; incluso agregó que en la mayoría de las ocasiones ellas mismas se ganaban las golpizas.
¿En manos de quién estaba la seguridad interna del gobierno del Estado hace unos cuantos años?
La reacción de los asistentes a la sesión extraordinaria, donde estaban representantes de todos los partidos políticos, fue de sorpresa, pero, sobre todo, de indignación; no hubo nadie de su mismo partido ni de la alianza que saliera a defender el honor del septuagenario Arnoldo Ochoa González.
Y es que, ciertamente, no tiene defensa; el recordatorio de su forma cavernícola de pensar lo aniquiló de inmediato.
Semanas atrás, sin embargo, otro representante de la oposición también fue exhibido por manotear y gritar como energúmeno cuando descalificaba el trabajo de mujeres en áreas sensibles de la Fiscalía General del Estado de Colima: el plurinominal Beto Partida, del grupo corrupto y privilegiado del PAN, conformado por Pedro Peralta Rivas, Julia Jiménez Angulo, Crispín Guerra Cárdenas y Riult Rivera.
Y claro que así piensan en la derecha, como el presidente municipal de Colima, que está acostumbrado a golpear mujeres y a ejercer violencia intrafamiliar.
Vaya oposición que tenemos en Colima.