POR Jorge Octavio González
Hace días se dejaron ver —porque esa era la intención, por supuesto— en un restaurante icónico de la ciudad de Colima varios liderazgos del PRI y el PAN que buscan formalizar una alianza que compita con la poderosa maquinaria de MORENA en las próximas elecciones.
Cierto que echar montón, sobre todo cuando se trata de políticos que han tenido cargos públicos desde hace más de 20 años, no es sinónimo de músculo electoral; en el mayor de los casos significa que no han podido o no han querido pasar la estafeta a las nuevas generaciones.
Jorge Romero Herrera, el dirigente nacional del PAN, ha dicho que comparte la idea de la mayoría de los panistas que no desean continuar con las alianzas electorales con el Revolucionario Institucional; el joven incluso señaló que deben volver al origen y abrirse camino solos como una opción de gobierno.
Movimiento Ciudadano, en voz de Jorge Álvarez Máynez, también mencionó que con el PRI no habría acuerdo alguno mientras esté en la dirigencia nacional Alito Moreno Cárdenas, un político corrupto que los ha descalificado en numerosas ocasiones y no cumple los compromisos.
En el PRI, por su parte, Rubén Moreira Valdez también ha comentado que hay voces que no están contentos con la alianza con el PAN; otros más dicen que dieron buenos resultados en Durango, en donde la coalición obtuvo triunfos importantes, no así en Veracruz, donde fue el partido naranja el que más ganó territorio en estas elecciones.
¿Qué hacer, con miras en el 2027, con estos escenarios?
En Colima, por ejemplo, hay una lucha de egos en la oposición que, ciertamente, no permitirá que haya una mega alianza que logre competir contra Movimiento de Regeneración Nacional y sus aliados; cada partido tiene sus particularidades y algunos creen tener un valor que en los hechos no es tal.
En Movimiento Ciudadano se ve imposible una alianza con el PRI y con el PAN por los agravios que recibió Margarita Moreno cuando fue presidenta municipal y buscó la reelección: los señalamientos injuriosos de los dinosaurios la descarrilaron de su pretensión de repetir en el encargo.
Pero la vida da muchas vueltas: hoy, en efecto, una hija del nepotismo de uno de esos dinosaurios quiere ser la candidata del PRIAN a la presidencia municipal de Colima y espera tener una elección de ensueño. Qué equivocada está.
El Partido Acción Nacional tiene escriturada la candidatura al gobierno del Estado para el alcalde de Colima; no hay espacio para negociar o para medir en encuestas una posible alianza con alguien más.
En el PRI, aunque son las mismas caras de hace más de 20 años, en las últimas semanas han salido a levantar la mano varios liderazgos; el problema es que ya no tienen la fuerza ni las estructuras de antaño como para empujar a uno de los suyos como la cabeza de una alianza opositora.
Y ahí entra en escena Virgilio Mendoza Amescua y su franquicia corruptora del Verde Ecologista: él quiere ser candidato a gobernador de una alianza oficialista; sólo que MORENA ya tiene a quién sucederá a Indira Vizcaíno y las posibilidades del ex panista se ven demasiado lejanas.
Y si no es abanderado por la alianza MORENA-PT-PVEM, será, entonces, por una alianza opositora; la cuestión de nueva cuenta es que el PAN ya tiene a su candidato y el PRI no permitiría que Virgilio encabece una alianza con los colores del Revolucionario Institucional por haberlos traicionado en el pasado.
¿Qué le queda, entonces, a Virgilio Mendoza?
Ser candidato del Verde Ecologista como lo fue en el 2021.
Nada más que ahora, además del expediente que utilizó el PRI en el 2015 y MORENA en el 2021 para bajarlo de la contienda, ahora tiene otro más que en cualquier momento puede activar la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción.
La presión, sin embargo, persistirá: ya envió a su alumna más aventajada, Gaby Benavides, para que dijera que quiere ser la candidata a la presidencia municipal de Manzanillo por el oficialismo, algo que, sin embargo, no podrá ser, pese a que el único que suena para la alcaldía por MORENA es el mamonazo Jorge Padilla Castillo, el socio del medio que financia Grupo Hazesa a través de los contratos millonarios que tiene con la ASIPONA.
A la oposición en Colima le hace falta mucha humildad para reconocer cuánto valen electoralmente sus marcas y liderazgos; sólo a partir de ese momento podrán construir un proyecto en conjunto que pueda dar la pelea a quien ostenta el poder.
Alguien tiene que dar el primer paso.