POR Bibiano Moreno Montes de Oca
En toda su vida la delegada de Programas para el Bienestar de Colima, Viridiana la Mata Viejitas Valencia Vargas, le ha echado un ojo a la hoja del calendario que marca el primero de mayo como El Día de Trabajo, si antes de entrar a la farándula política se desplazaba a sus anchas en el submundo del rompe y rasga. En esta fecha, sin embargo, la funcionaria federal no quiso desaprovechar la ocasión para graznar tan inmortal frase dominguera, aunque empleada en el lunes que fue día feriado:
“Esta es una fecha con profundo valor para los movimientos sociales en su afán reivindicatorio de los derechos laborales y el derecho a una vida digna”. Ajá: mucho respeto por los “movimientos sociales” y la reivindicación “de los derechos laborales” y de la tía de las muchachas, pero a nadie engaña la que a su propio personal en la delegación a su indigno cargo, ya no digamos a sus empleados en su breve paso como la mandamás de la LX Legislatura local, los humilla y trata con la punta del pie.
La parafernalia festivalera es propicia para hacer ruido mediático, salir en la foto y pasar lista de presente como aspirante a un cargo de elección popular, que en el caso específico de la Mata Viejitas Valencia Vargas es la candidatura de Morena y compinches a la presidencia municipal de Colima. ¿Cuáles son sus méritos, cartas credenciales u hoja de servicios que impresionen al hipotético electorado? Cero a la izquierda. Y es que, si nos atenemos a que saltó a la política como diputada por un distrito local de Tecomán y la hicieron delegada federal por cumplir el requisito imbécil de 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad, de esa ecuación no obtenemos absolutamente nada que sirva.
Por principio de cuentas, la Mata Viejitas Valencia Vargas traicionó al electorado de su distrito local electoral de Tecomán, al mandarlo a volar y cambiarse a la capital del estado, a la que se le dio la gana el pretender gobernar por sus puros pantalones. Además, en su doble papel de nueva rica de la política y de nueva rica en una colonia de millonetas, al norte de la ciudad de Colima, la jugada es el doble de riesgosa para ella: por un lado, no porque la proponga Morena ya tiene asegurado el triunfo en las urnas; por el otro, sus propios vecinos fifís la ven con desprecio por su innegable condición de arribista y oportunista.
Ahora bien: los números no mienten y, en el caso de Morena, hay una franca baja en aceptación del electorado, la cual se ha notado del 2018 a la fecha. Así, en el 2018, cuando Morena estuvo en lo más alto de su aceptación, los municipios de la zona conurbada Colima-VA se le fueron de las manos a los morenacos: primero con Movimiento Ciudadano y después con la alianza Va por Colima. De manera, pues, que si en 2018 no pudo Morena con el MC y en el 2021 no pudo Morena con los aliancistas PRI-PAN-PRD, ¿por qué creer que Morena sí va a ganar en 2024, sobre todo con una impresentable candidata como Viridiana?
A lo anterior hay que agregar un dato adicional de suma importancia: si bien es cierto que en 2021 ganó Morena la gubernatura del estado –a la mala, y por cuyas consecuencias aún estamos pagando—, es innegable el rechazo que hay contra Indira Vizcaíno Silva, al grado de permanecer inamovible en el penúltimo lugar de impopularidad, sólo abajo del “liderazgo” de Zacatecas, además de arrastrar en su cuesta abajo en su rodada al anciano farsante de Palacio Nacional, que en Colima tiene la más baja aceptación en todo el país, incluso peor que en los tiempos del gobernador priista José Ignacio Peralta Sánchez, lo que ya es mucho decir.
Por tanto, ¿de dónde sacan los Rasputines (bueno, más bien los Rasputinazos, pues son muy conocidos por sus mañas) de la Mata Viejitas Valencia Vargas el cuento de que la mujer tiene alguna posibilidad de llegar a despachar algún día a Gregorio Torres Quintero 85 en la Colonia Centro? Sólo en sus más alucinadas visiones y después de haberse dado un buen pasón de yerba en el último fumatón de la nueva temporada, acompañados del motorolo diputado Chikahuak.