POR Jorge Octavio González
Cómo está la inseguridad y el clima de violencia en Colima que ahora, para recibir la atención del gobierno del Estado, la gente tiene que alzar la voz para que quede constancia que grupos criminales los están acosando y amenazando si no ceden a sus extorsiones y cobros de piso.
Y es que, aunque Indira Vizcaíno jure y perjure que no hay cobro de piso a los negocios en la entidad, lo cierto, sin embargo, es que es así; un ejemplo no muy lejano es el de Mariscos Veracruz, en donde, después de negarse a pagar lo que les exigían, enviaron a un sujeto a detonar una granada de fragmentación al negocio.
Lo que sucedió después se salió de control: los empleados del lugar, encabezados por el hijo del dueño, persiguieron en sus motocicletas al mensajero y quedaron grabados en videos dándole una paliza en la Avenida Niños Héroes, en la ciudad de Colima.
Como respuesta a esta acción, la organización criminal que estaba enviando un mensaje para que les pagaran el derecho de piso asesinaron al hijo del dueño, dejando de operar el negocio por unas semanas, hasta que en este mes de mayo o en abril volvió a abrir sus puertas.
En el municipio de Coquimatlán, la semana pasada, una mujer denunció a través de un video en redes sociales que un funcionario de Indira Vizcaíno amenazó a su esposo y a su hijo el martes 16 de mayo; el miércoles 17 intentaron matar a su hijo, sin lograrlo, y para el jueves 18 un sujeto intentó arrojar una granada al negocio familiar, fallando su propósito porque le estalló en la cara el explosivo, falleciendo horas después mientras recibía atención médica.
Increíble, pues, que funcionarios del gobierno del Estado amenacen a una familia, que después intenten asesinar a uno de sus miembros y que, al día siguiente, intenten dañar el negocio con una granada; el fallo fue fortuito, pero la intención era ir escalando en el terror para que la familia extorsionada cediera a pagar lo que les pedían.
Y no hay que ir muy lejos: la señora dijo en un video que se trataba de gente que contrata la gobernadora Indira Vizcaíno, esto es, identificada como empleado del gobierno del Estado, quien habría realizado esta secuencia criminal de amenazar, intentar asesinar y arrojar un artefacto explosivo al negocio.
“Aquí estamos a ver cuándo nos dan un pinche balazo”, dijo la señora mientras transmitía en vivo, desesperanzada, lo que estaba sucediendo en torno a su familia, en tanto la policía que estaba en el lugar no decía nada ni se comprometía a atrapar a los responsables.
¿Qué va a pasar con la familia que tuvo el valor de denunciar este atropello de funcionarios del gobierno de Indira Vizcaíno? ¿La familia está protegida por la autoridad estatal? ¿Esperarán a que haya otro atentado para actuar? ¿Esperarán a que maten a toda la familia? ¿O protegerán al funcionario señalado por la señora como el autor de las amenazas, el intento de homicidio de su hijo y el intento fallido de lanzar una granada al negocio que tienen en Coquimatlán?
Terror, violencia, odio, sinrazón, todo eso es lo que se está viviendo en Colima en estos momentos, donde la mandataria, en lugar de atender el serio problema que hay en la entidad, que la tiene en el penúltimo lugar de aprobación de gobernadores y la última mandataria mujer y de su partido, prefiere negar la realidad y traer a artistas para ver si en una de esas a la sociedad colimense se le olvida que puede salir a la calle y recibir un balazo en cuestión de segundos.
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