A Martha Zepeda la dejaron sola

POR Jorge Octavio González

Martha Zepeda del Toro fue ayer a la Ciudad de México con el objetivo de ingresar a la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador y denunciar públicamente que era una perseguida política y que todos en Colima estaban coludidos para meterla a la cárcel.

El guión ya lo tenía preparado y estaba dispuesta a jugarse su último cartucho para ver si desde Palacio Nacional se involucraban en su caso e influían para detener las denuncias en su contra.

A la ex secretaria del ayuntamiento de Manzanillo, sin embargo, no la dejaron ingresar a Palacio Nacional; sin embargo, pidió a los medios de comunicación que estaban a las afueras que la entrevistaran para dar a conocer una información de suma importancia para la nación.

Unos pocos le pusieron atención, pero al ver lo que estaba señalando no le dieron importancia y no replicaron sus mentiras.

Martha Zepeda, para llegar hasta Palacio Nacional a exponer su caso, es porque agotó todas las instancias habidas y por haber en la entidad y busco ayuda a nivel federal sin obtener el respaldo que esperaba. Ni siquiera Griselda Martínez Martínez, que presume tener excelente relación con los altos mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Marina Armada de México, la pudo ayudar para salir del embrollo judicial en el que ella misma se metió.

No hay que olvidar, ciertamente, que el delito de falsedad de los servidores públicos por el que fue vinculada a proceso derivó de una denuncia de sus mismos compañeros de partido en el Cabildo manzanillense, quienes decidieron proceder por la vía legal por su sistemático proceder de alterar actas que enviaba al Congreso del Estado.

Zepeda del Toro quedó abandonada, triste y sin ilusiones; nadie en Colima la pudo ayudar para que se desistieran de las denuncias y los contactos de Griselda Martínez en la Federación sencillamente brillaron por su ausencia.

El último recurso que empleó fue filtrar a unos medios afines a su causa una supuesta atención de funcionarios de la Secretaría de Gobernación que estarían vigilantes ante el proceso que lleva a cabo en Colima.

Mentira. Si en realidad hubiera tenido una respuesta favorable habría salido con dichos funcionarios a exhibir públicamente su respaldo. No fue así. Y sólo se limitó a enviar un escueto comunicado a sus medios preferidos para dar la impresión de que había sido recibida por altos funcionarios de la SEGOB que, según ella, estarían atentos a lo que sucediera en la entidad.

Lo único que sucede en Colima es que, derivado de una denuncia de regidores y el síndico del ayuntamiento de Manzanillo, la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción pidió al juez su vinculación a proceso por el delito de falsedad de los servidores públicos, lo que así sucedió, pero además, como medida cautelar, el mismo juez ordenó la destitución de Martha Zepeda como secretaria de la administración municipal.

Y además existe otra denuncia por la que tuvo que acudir a una audiencia el pasado viernes; en esa ocasión llevó a una caterva de funcionarios del ayuntamiento de Manzanillo y porros reventadores de los que se asumen como fundadores de MORENA para amedrentar y lanzarle insultos al fiscal anticorrupción. Sobre esta segunda denuncia, sin embargo, si el juez determina vincularla a proceso, como lo hizo con la primera, puede pedir como medida cautelar la prisión preventiva oficiosa, por lo que Martha Zepeda podría pisar la cárcel en tanto se determina si es inocente o no, algo que puede durar meses o años.

Al ver que la horda de reventadores que llevó a su última audiencia resultó contraproducente para su causa, no le quedó de otra más que acudir a Palacio Nacional para pedirle ayuda a Andrés Manuel López Obrador.

Si no la dejaron ingresar a la conferencia mañanera es porque desde el gobierno de Colima hubo comunicación con la gente de la Ciudad de México para explicarles lo que pretendía hacer la mano derecha de Griselda Martínez.

Lo sucedido después fue evidente: no la dejaron pasar porque no iban a permitir que golpeara a gente del propio movimiento sólo porque no quiere asumir su responsabilidad como servidora pública y pretende evitar la cárcel.

Y así como Martha Zepeda habló de que en MORENA se infiltró lo peor del PRI, del PAN y de MC, ella debiera aclarar que fue una entusiasta promotora de la candidatura de Ricardo Anaya en el 2018, cuando el PAN y el PRD hicieron alianza para competir contra el propio López Obrador.

De sus aspiraciones para ser candidata de MORENA a la presidencia municipal de Manzanillo ni hablar: si es pasión, que se le borre.