POR Jorge Octavio González
Curioso resultó leer a un analista político de Colima asegurar que el grupo al que pertenece, denominado Círculo Colimense de Analistas Políticos, es a quien le deben las gracias de que la gobernadora Indira Vizcaíno se atreviera a hacer cambios en su gabinete.
Dijo que en una comida que les ofreció la mandataria a finales de febrero de este año le comentaron la necesidad de movimientos en su administración. “En aquella ocasión, observamos que al Coordinador de Comunicación Social le faltaba acercamiento con los periodistas; a las pocas semanas se hizo el cambio de funcionario de esa área, pero el elemento al que comisionó tampoco le ha ayudado mucho”, escribió en su columna refiriéndose, en el primer cambio, a Alex Carbajal, para después decir que el que lo sustituyó, Miguel Ángel Vargas Vaca, resultó igual o peor.
Y continuó: “Hace días designó para esa tarea a Miguel Salazar Abaroa, quien venía desempeñándose en diversas actividades en Manzanillo, pero hasta esta fecha está ausente de una relación con los medios”.
Lo curioso, en este sentido, no es que se asuman como factor decisivo para que la gobernadora haga los cambios en su gobierno; lo que más llamó la atención es que al que corrieron por sus señalamientos es hermano de otro de sus distinguidos miembros del Círculo Colimense de Analistas Políticos, Adalberto Carvajal, quien también estaba en esa comida que les ofreció la mandataria a finales del mes de febrero.
No decimos que hayan mentido, porque Alex Carbajal actúa igual como director de comunicación del Congreso del Estado, es decir, sintiéndose que no necesita de nadie de los medios porque para él todos son una bola de chayoteros, sino que el grupo de analistas políticos grille de tal manera a un familiar directo de uno de los suyos.
Queda claro que la reciente adquisición, Miguel Salazar Abaroa, tampoco ha buscado a los integrantes del Círculo Colimense de Analistas Políticos, pues el mismo columnista se refirió de manera despectiva al ex funcionario de la administración de Griselda Martínez Martínez, que “hasta esta fecha está ausente de una relación con los medios”, es decir, de ellos.
Ni Alex Carbajal ni Miguel Ángel Vargas Vaca ni Miguel Salazar Abaroa están a la altura de las circunstancias pese a venderse como las lumbreras en sus áreas. Pero, en descargo de ellos, no es su culpa; es de la propia Indira Vizcaíno que comete error tras error y es torpe como su padre, al que ya no le importan las formas de hacer política e impone sus decisiones sí porque sí.
Si la gobernadora es indolente, soberbia, oportunista, mitómana e inescrupulosa, ¿qué tanto puede hacer por ella el staff conformado por la Oficina de la gubernatura, la coordinación de Comunicación Social y la coordinación de Asesores del gobierno del Estado? Nada, más que continuar con la inercia del día a día y seguir desprestigiando su imagen con tal de permanecer en la nómina del gobierno más mediocre y que, como nunca antes, se involucró con el crimen organizado a tal grado que fue capaz de traicionarlos y por eso la ola de violencia y terror devino el pasado 25 de enero en la masacre en el CERESO.
La comunicación es pésima porque la cabeza no sirve. Así de sencillo.