POR Bibiano Moreno Montes de Oca
El pinche clima de este lunes fue terrible para los que no estamos acostumbrados al que es más propio de las zonas frías y lluviosas. Al día sólo le faltó que saliera neblina y que, de pronto, apareciera el cabrón de Jack el Destripador y comenzara a chingar –literalmente— gente, como lo hacía en el Londres de la era victoriana. Pero para algunos más el día fue funesto en otro sentido; al menos, para Rafael Briceño Alcaraz, eterno vividor plurinominal, pues al tipo le gusta estar dentro de muchas nóminas, como si en ello se le fuera la vida.
El asesor del Gobierno del Estado desde mayo pasado permanecía muy calladito, pues ni su jefa o él mismo dieron a conocer su incorporación al indirato, como si uno o el otro –o ambos— se avergonzaran de hacer público algo que es, a no dudarlo, la prueba de lo que es el atraco en despoblado que comete a diario la Gobernadora Altozano con las finanzas de la maltrecha administración estatal que encabeza en mala hora desde hace un año. Bueno, hasta que les aguadó la fiesta la información dada a conocer este lunes en nuestra página PXPress, que parece que prepara algunas otras deliciosas sorpresas.
Al entonces regidor Rafael Briceño “se la debían” desde la campaña anterior, cuando sacrificó sus ansias personales de buscar la reelección en la alcaldía capitalina a cambio de que esa candidatura fuera para la traidora Gisela Irene Reynoso Méndez (alias Gisela Méndez), quien se creyó muy salsa y que lograría la hazaña de quedarse con la capital del estado para Morena y compinches, cosa que no pudo lograr en plena ola amloísta el ex priista dueño del taller de torno que se ubica por la céntrica calle de Independencia, donde no se paran ni las moscas. Igual suerte corrió la traidora Gisela Méndez: los colimenses se encargaron de ponerla en su sitio, mandándola a volar con su secta política a la que pertenece.
No obstante, Rafita Briceño no es el único que se ha incorporado al Gobierno del Estado, pues hay otros que ya le habían seguido los pasos para aportar todo ese bagaje de conocimientos, experiencia y sabiduría de que hacen gala a la menor provocación y que los hermana en algo que es denominador común: su obsesión por no vivir en el error, como diría el clásico César el Tlacuache Garrizurieta, que sentenciaba: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Así, también tenemos a Miguel el Plateadillo Salazar Abaroa y Ramón Ruiz Magaña, aunque este último no directamente, sino con dos de sus vástagos metidos en la nómina.
Debo confesar que me extrañó que Rafita Briceño no apareciera en la lista del grupúsculo político de abajofirmantes denominado Experiencia y Sabiduría, donde varios de ellos ya han sido premiados en pago a su lealtad; entre otros, el vividor Eloyito García Alcaraz, que ahora cobra en la delegación federal de Semarnat; el propio Salazar Abaroa y los hijos de Ramón Ruiz, pero igualmente rumiaba su frustración al inicio de año, cuando vio que avanzaba el tiempo y no veía nada claro. No sería sino hasta mayo del actual 2022 cuando su suerte cambió y fue premiado por disciplinarse (como en los mejores tiempos del PRI) y no buscar la reelección a la alcaldía capitalina, como era su intención original.
Gente como Rafita Briceño, el Plateadillo Salazar Abaroa, Ramón Ruiz y Eloyito García son notoriamente detestables por su amor a la nómina, pues a pesar de tener sus propios negocios de los que pueden vivir honestamente, pareciera que es un reto lograr enchufarse al presupuesto, ya sea en la máquina, en carros de pasajeros o en el cabús: el chiste es subirse al tren. Veamos: salvo Eloyito que no es empresario (pero bien que se sabe pegar a la ubre), Rafita tiene su taller de torno, Miguelito cuenta con una flotilla de tráileres, mientras que el güevonazo de Ramón descuidó el patrimonio familiar que heredó de venta de agua purificada, porque ahí sí tenía que trabajar, algo que no le gusta.
Como quiera que sea, ya vimos que en el indirato caben todos, a condición de una lealtad sin condiciones hacia los Vizcaíno, padre e hija, que son los que mantienen el poder en Colima, como las aves de rapiña que son. ¡No te acabes, Indira!