POR Jorge Octavio González
El temperamento del diputado Rubén Romo Ochoa no tardó en ser exhibido por su colega Rigoberto García Negrete a pocos meses de iniciada la 60 Legislatura: en una estación de radio dijo que el tribuno de Manzanillo le había gritado y casi golpea a un asesor jurídico del Congreso del Estado en el pleno, a la vista de muchas personas, sin importarle en lo más mínimo estar ejerciendo violencia en la máxima tribuna del Estado.
En las sesiones, cuando le tocaba subir a tribuna, corroboró su carácter de porro e insultaba, en lugar de debatir, a los diputados de la bancada opositora, llamando a Héctor Magaña Héctor Te engaña y a los demás legisladores minimizándolos por ser los que, cuando fueron gobierno, generaron todas las condiciones para que hoy Colima esté sumido en la inseguridad y en el caos financiero.
Poco a poco comenzó a mostrar sus cartas para el 2024 y ahora, para ganar adeptos, se unió al grupo de Indira Vizcaíno Silva para golpear a la presidenta municipal de Manzanillo, Griselda Martínez Martínez, con la condición de que lo hagan candidato de MORENA a la alcaldía del puerto en los próximos comicios. Debe ser demasiado ingenuo Romo Ochoa si cree que la gobernadora cumplirá su palabra; ya debe saber a estas alturas que la mitomanía de la mandataria es digna de un análisis clínico.
La basura en algunas colonias NO municipalizadas ha sido el conflicto que Rubén Romo generó con la presidenta de Manzanillo. Griselda Martínez es una persona que no se quita cuando un camión viene a toda velocidad hacia su persona; ella cree que por tener la razón el camión se va a quitar a última hora.
Eso pasó cuando el gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez cerró el relleno sanitario del municipio arguyendo irregularidades que el ayuntamiento de Manzanillo no solventó: el Instituto del Medio Ambiente del Estado de Colima (IMADES), desde el 2019, le comunicó que no cumplía con algunas medidas sanitarias en el relleno, por lo que le dieron un tiempo para resolverlas. Pidió una prórroga y tampoco cumplió. El IMADES, por consiguiente, clausuró el basurero y desde esos momentos hubo una medición de fuerzas entre el gobierno del Estado y el ayuntamiento de Manzanillo.
Se estiró la cuerda lo más que se pudo: ni Griselda Martínez iba a doblarse ni Ignacio Peralta quería ceder; después de varios días de concentrarse los desechos en las colonias del puerto manzanillense, esperando la sensatez de la presidenta para reanudar el diálogo con la administración estatal, ella se mantuvo en la misma sintonía.
Lo dicho: Griselda Martínez estaba parada esperando el camión que venía hacia ella a toda velocidad, pero como siempre dijo tener la razón no se quitó. JIPS decidió dejar de estirar la cuerda y el camión pasó por un lado de la presidenta, presumiendo desde ese día que le había ganado al gobierno del Estado en la medición de fuerzas, lo que en realidad sí sucedió.
El gobierno del Estado quedó en tremendo ridículo por no querer atropellar a la presidenta municipal cuando tuvo la oportunidad; hoy en día el mismo Peralta Sánchez está pagando mucho de lo que no quiso hacer por cobarde en su momento, pero allá él y su grupo político, que es el que debe preocuparse por todas las irregularidades que cometieron.
Y si Griselda Martínez Martínez logró vencer al gobernador de Colima en su momento, ¿qué le hace pensar al insignificante diputado Rubén Romo Ochoa que podrá contra la edil manzanillense?
El diputado por Manzanillo ha estado golpeteando a la presidenta municipal por no querer recoger la basura en una colonia NO municipalizada; incluso interpuso una queja en la Comisión Estatal de Derechos Humamos para que se garantizara a los colonos que la autoridad recogiera los desechos cada determinado tiempo.
Como el legislador encabezó la defensa de los vecinos de una colonia de Manzanillo y se comprometió a que resolvería el problema con el ayuntamiento, cuando vio que la presidenta no cedía al golpeteo mediático tuvo que ir con unos empresarios que prestaron camiones y equipo para recoger las toneladas de basura que se habían acumulado en la colonia.
En los videos que se publicaron sobre esa acción se vio a un Rubén Romo cansado, sudoroso, por estar ¡sólo un día recogiendo la basura! Y la cosa no paró ahí: cuando quisieron llevar toda la basura al relleno sanitario de Manzanillo, les negaron la entrada argumentando que tenían que hacer diversos trámites para poder recibir los desechos en el basurero.
La alternativa de Rubén Romo fue llevar la basura al relleno sanitario de Tecomán, en donde Elías Lozano está haciendo el negocio de su vida, pues cuando fue el conflicto entre el gobierno del Estado y el ayuntamiento de Manzanillo, también en el basurero tecomense se llevaba la basura en tanto se resolvía el conflicto con el gobierno estatal.
A los vecinos de esa colonia NO municipalizada el diputado Romo les prometió que haría que el ayuntamiento de Manzanillo recogiera la basura; la postura de Griselda Martínez es que, como la colonia no está municipalizada, no tienen la obligación de recoger los desechos. Y de ahí no van a mover a la edil manzanillense, como no la movieron en el gobierno del Estado cuando le clausuraron el relleno sanitario.
La pregunta es: ¿el diputado Rubén Romo va a seguir de pepenador, llevando a sus amigos empresarios para que recojan la basura al menos dos veces por semana?
Es poco probable; lo que sí va a hacer es seguir golpeteando a Griselda.
Todo sea por la candidatura a la presidencia municipal que le prometió Indira Vizcaíno a cambio de ser el dolor de cabeza de su enemiga política.
¡Ingenuo!