Indira: la mitomanía como forma de gobierno

POR PXPress

UNA CARACTERÍSTICA DE Indira Vizcaíno Silva es su proclividad a mentir. Es una mitómana profesional. No es cierto, como ella dice en el discurso de la entrega de computadoras del programa COLIFRAUDES, que ella sabe lo que es sentir las presiones que tienen los padres de familia para comprarle uniformes y útiles escolares a sus hijos; ella jamás sufrió ningún tipo de carencias porque su padre Arnoldo Vizcaíno Rodríguez siempre fue un parásito de la política y supo vender el movimiento de izquierda para sus intereses personales. Ahora con el sismo del pasado 19 de septiembre, la gobernadora de Colima volvió a mentir como acostumbra: dijo que los maestros pueden darse cuenta con un primer vistazo si alguna estructura de un plantel educativo tiene una fisura que deba ser reportada a las autoridades. Previo a ello, la Secretaría de Educación y Cultura envió oficios a las escuelas de toda la entidad para instruirles que evaluaran los daños de los edificios escolares para que enviaran un reporte que determinara si el edificio está “en uso permitido”, en “uso y acceso restringido” o “en acceso prohibido”. Todo ello, desde luego, firmado por el profesor que haga la evaluación; por ello los mismos maestros hicieron pública su molestia por esa tarea que, dijeron, les corresponde a ingenieros, además de señalar que, al firmar el documento, se hacían responsables si su diagnóstico resultaba incorrecto. Indira Vizcaíno, primero cuestionando a quienes asegura pretenden hacerle daño a su gobierno y lamentándose de que hasta en momentos de crisis como este los maestros hacían un ataque político, dijo que sólo se les pedía que revisaran las estructuras de los planteles porque a primera vista se podía apreciar si había algo mal o no. Ignorante como es, Indira Vizcaíno cree que sólo viendo que hay una cuarteadura sin más es habitable el lugar; obvia que los daños a las estructuras pueden ser visibles o no, porque hay movimientos telúricos que dañan las estructuras internamente, sin necesariamente verse reflejado a simple vista. Pero también ignora que en cada réplica perceptible, de magnitudes de arriba de 4 grados, el daño a una estructura que no tenía nada anormal puede cambiar; de igual manera un edifico catalogado en “uso y acceso restringido” puede volverse “en acceso prohibido”. Cualquier diagnóstico que se hizo tras el primer sismo, el del 19 de septiembre, queda invalidado en una segunda réplica perceptible; la cuestión es que ha habido más de 4 con esas características, por lo que las autoridades tienen la obligación de continuar con las evaluaciones cada que se presente uno más. Esto significa que no podrán regresar los alumnos a las escuelas hasta que las evaluaciones se hagan por expertos y se certifique que en realidad los planteles educativos están aptos para ser habitables. Si se determina que la mayoría de las escuelas no están aptas para que regresen a clases en breve, ni modo; aunque eso signifique estropearle a Indira Vizcaíno su estrategia mediática de hacer eventos en cada escuela para tomarse fotos en la entrega de las computadoras. Si el sismo le arruinó ese plan, tendrá que resignarse; la vida de miles de niñas y niños es más importante que su obsesión por querer presumir algo a falta de resultados en su gobierno. Lo referente a la solicitud de declaratoria de desastre para Colima es un tema aparte que debe analizarse profundamente, porque el negocio que hay detrás es descarado…

HUBIERA SIDO UNA INICIATIVA positiva si viniera de parte de alguien más de nuestra sociedad civil, pero se puso peor todo por el momento en que sus promotores escogieron para darla a conocer: en plena crisis colectiva por los terremotos que han azotado la zona sísmica en la que se encuentra asentado Colima. ¿De qué hablamos? Bueno, vamos por partes: la denominada Fundación Colima, a cargo del vividor profesional y porro Roberto Moreno Béjar, se sacó de los pliegues de la parte donde la parte baja de la espalda se vuelve remolino con su propuesta de escultura para conmemorar el próximo 2023 los 500 años –medio milenio— de la fundación de Colima, cuyo precio se calcula en unos 15 millones de pesos. Por supuesto, semejante cantidad para una escultura pedorra, surgida en plena crisis económica agudizada por la paranoia de que es presa la entidad entera por los daños causados por el sismo del 19 de septiembre, sin contar las miles de réplicas subsecuentes, resulta una bofetada en pleno rostro para todas aquellas personas que literalmente se quedaron sin casa por el violento movimiento de la tierra. La propuesta de escultura, presentada por los miembros de la fantasmal Fundación Colima, ha sido severamente criticada en las redes sociales por su semejanza con un enorme mojón que simula ser la forma geográfica que tiene nuestro pequeño estado. Además, debajo del mojón aparecen dos bolas, como para hacer notar que eso es lo que hace falta en Colima. La tal iniciativa fue tan duramente atacada, que hasta el Gobierno del Estado, por conducto de la Subsecretaría de Cultura, se deslindó de esa vacilada que proponen los que están detrás del negocio, pues es obvio que no hay buena fe de parte de ellos, mucho menos desinterés, cuando están de por medio 15 millones de pesos para un bodrio de escultura que no vale ni tres pesos. El funcionario del indirato muestra su desdén a la iniciativa supuestamente de una agrupación civil por razones ajenas a los de la gente que reaccionó correctamente a un abuso y falta de sensibilidad de los que pertenecen a la Fundación Colima, por lo que sus diferencias nos tienen sin cuidado. Lo que sí debe quedar claro es la suspicacia que despierta la centavera iniciativa, en virtud de que su representante, el vividorazo Roberto Moreno Béjar, es un tipo inescrupuloso que siempre ha medrado de diferentes gobiernos y de la propia sociedad civil, a la que ha esquilmado sin misericordia alguna. La manera como trabaja este fósil de la política es muy simple: se comunica con algún prospecto de estafa y le comunica que su agrupación le va a hacer un reconocimiento público por su trayectoria, sus méritos y hasta por su árbol genealógico. La persona, halagada en su vanidad, acepta el homenaje. A continuación, pues, viene el sablazo: le dicen que necesita hacer un pago por 5 mil, 10 mil o 15 mil pesos –según el sapo es la pedrada—, lo que algunos rechazan en automático, aunque no faltan los vanidosos a los que se les acaricia su enorme ego. No es una, sino varias las categorías, de manera que los incautos llegan a desembolsar unos100 mil pesos en total, cuando todo le cuesta al organizador unos 10 mil pesos, es decir, se echa a la bolsa 90 mil del águila. Claro, es un negocio redondo a costa de los desplomados. Así es como opera el porro Moreno Béjar. Por eso es que su iniciativa pitera obtuvo el rechazo general de la mayoría de los colimenses, lo que incluye hasta al impopular, desprestigiado y desacreditado gobierno estatal, lo que ya es el colmo. 

ALGO QUE PARECE HABER OLVIDADO el gobierno del Estado después del sismo del pasado 19 de septiembre es atender el asunto de la inseguridad. La serie de ejecuciones a plena luz del día, en los municipios más violentos de la entidad, como son Colima y Villa de Álvarez, es alarmante; como si no les importara lo sucedido con el siniestro, los delincuentes han continuado asesinando gente sin que las autoridades de todos los niveles hagan algo al respecto. Si bien el gobierno del Estado tiene a cargo la seguridad de toda la entidad, los municipios también tienen responsabilidad; lo que no se ha visto es coordinación entre las policías de Colima y Villa de Álvarez para detener a los presuntos responsables. Y si toda la tarea se la van a dejar a la Guardia Nacional, ¿entonces qué caso tiene seguir manteniendo una corporación como la policía estatal o, todavía peor, las municipales? Si a las presidentas municipales de Colima y Villa de Álvarez no les interesa el tema de la seguridad, beberían desaparecer sus corporaciones.

A VER SI AHORA que ya están aceptando que el regreso a clases no será tan pronto como esperaban, alguien en el gobierno del Estado convence a Indira Vizcaíno de que incluya a los alumnos de primaria de toda la entidad en el programa de computadoras, pues al menos toda esta semana el nivel básico tendrá clases a distancia, lo que significa que requerirán laptops para trabajar en casa. Porque, ciertamente, puede que no sea en breve cuando regresen a clases presenciales.