Trilogía esencial del escritor italoamericano Mario Puzo (2)

POR Bibiano Moreno Montes de Oca

En el análisis de la trilogía esencial del escritor italoamericano Mario Puzo, iniciada la semana pasada en esta columna de culto con la novela Omertá, hoy sigo con otra historia originalmente contada por el autor bajo el seudónimo de Mario Cleri: me refiero a Seis tumbas en Munich, un libro folletinesco con una trama conmovedora. La próxima semana le toca el turno a El Siciliano. Por lo pronto, sale y vale. 

Seis tumbas en Munich / Mario Puzo (II/III) 

El tema de la Segunda Guerra Mundial ha sido abordado desde todos los ángulos posibles; mucho más, incluso, que de la Primera o cualquier otra conflagración que ha sido promovida por el hombre. La literatura y el cine tienen abundantes ejemplos de la temática bélica que se centra en la lucha que inició en 1939 y concluyó en mayo de 1945 del siglo pasado. 

No obstante la enorme cantidad de historias que ha inspirado la Segunda Guerra Mundial, existen autores que se han esforzado por darle variedad a las tramas que ofrecen. Tal es el caso del escritor italoamericano Mario Puzo, quien lanzó al mercado originalmente la novela inédita Seis tumbas en Múnich bajo el seudónimo de Mario Cleri. 

Se trata de una historia folletinesca con los ingredientes necesarios para hacerla digerible para el gusto del lector: la tortura de que fueron objeto el estadounidense Michael Rogan y su esposa Christine Charney, de origen francés; el fallido asesinato del hombre, luego de haber proporcionado la información encriptada solicitada por sus verdugos, y la venganza en contra de aquellos siete nazis que participaron en los interrogatorios. 

Tras ser dado por muerto con un tiro en la nuca, al final de la Segunda Guerra Mundial, Michael Rogan es rescatado con vida y curado de la herida, lo que incluye la colocación de una placa de plata sobre la cabeza. Así, pues, el hombre que, por su prodigiosa memoria y su talento para descifrar textos codificados formaba parte de la sección de inteligencia del ejército norteamericano en Europa, se convierte en un hombre enfermizo al que lo único que mantiene con vida es su deseo de venganza. 

La venganza no es por lo que los siete oficiales nazis le hicieron a él, sino a su esposa, de la que escuchó durante horas sus gritos de dolor antes de morir. Por supuesto, hay cosas que Rogan ignora de esa etapa de pesadilla en el que fueron sometidos a la tortura él y su esposa; pero conforme avanza en su búsqueda de los oficiales nazis, se va enterando del engaño del que fue objeto, lo que hace que su odio se acreciente contra sus antiguos verdugos. 

Tienen que pasar diez años para que Rogan inicie su venganza, en el año de 1955. En el ínter de una década, el antiguo oficial norteamericano tiene sus altibajos, que implica su despido de varios trabajos en los que no se siente apto, hasta que despega en el área de las computadoras, pues al final de cuentas él es un genio de las matemáticas. Ese talento lo convierte en un hombre rico y con buenos contactos en el Pentágono, lo que finalmente lo conduce a Europa para cumplir con su misión. 

La novela arranca cuando va por su segunda presa, Karl Pfann.  A la primera ya se la había despachado cerca de la ciudad de Múnich, Alemania, a la que se refiere el título. De hecho, la mayoría de los antiguos nazis residían en el país alemán, salvo dos extranjeros que también participaron en los interrogatorios al norteamericano: un húngaro que casi tiene una actividad similar en la ciudad de Budapest y un italiano que reside en Villalba, población de Sicilia. 

En la medida en la que avanza con la tarea impuesta a sí misma desde que diez años atrás logró sobrevivir al asesinato cometido en el Palacio de Justicia de la ciudad muniqués, surgen dos personajes claves en el desarrollo de la trama: por un lado, la joven alemana Rosalie, que se enamora de Rogan y le ayuda a cumplir su cometido; por el otro, el agente de la CIA, Bailey, que pretende usarlo para su causa, por lo cual le ofrece alguna ayuda “desinteresada”. 

Aunque ficticia, la historia cuenta con una realidad lacerante: el apoyo que el gobierno de Estados Unidos dio a muchos nazis después de terminada la conflagración mundial, algunos de ellos incluso con cargos importantes en el gobierno alemán. Bueno, después se dividió Alemania en dos, muro de por medio, la que se repartieron por igual las naciones gringa  y  rusa, las dos superpotencias de ese tiempo. 

En voz de su personaje Michael Rogan, Mario Puzo describe así la política internacional del gobierno de Estados Unidos, cuando se dirige al ayudante del agente Bailey para referirse al jefe del grupo de nazis que lo torturaron y lo dejaron por muerto: 

“He enviado cartas a Estados Unidos, a personas de confianza. Si yo muero, se sabrá la verdad sobre Von Osteen, así que no puedes delatarme. Tendrán que conformarse con asumir la derrota, por así decirlo, confiar en que yo mate a Von Osteen y que nadie llegue a averiguar el motivo. No insistiré en que me echen una mano. Eso sería demasiado pedir”. 

Respecto al fascista Genco Bari, al que busca en Villalba, Sicilia, Rogan llega en plenas fiestas patronales del lugar, donde se celebra a Santa Cecilia, por lo que de esa forma logra llegar cerca de su antiguo verdugo, donde se da cuenta que el hombre ya es un muerto en vida y que, por tal razón, permite que lo engañe su joven esposa con otros varones, a condición de que se trate de extranjeros o de extraños, que es el caso del que fuera oficial norteamericano. En fin, se trata de una historia conmovedora por exaltar valores como el del amor y la solidaridad de los seres humanos, lo que nos permite descubrir que no hay ninguna duda que tiene el sello del gran Mario Puzo, el mismo creador de joyas como El Padrino y El último don, por citar a los clásicos.