POR Jorge Octavio González

A 8 meses de haber asumido la administración municipal ha quedado claro que Riult Rivera no tiene el control político y económico del ayuntamiento de Colima; incluso por la variedad de grupúsculos que están incrustados en la nómina hay quienes consultan las órdenes del presidente con sus verdaderos jefes.
Instrucciones tan sencillas como darle seguimiento a una beca solicitada son ignoradas por los responsables de las áreas competentes; en la Oficialía Mayor y en la Tesorería Municipal es igual: El Milaneso Christian Velasco Milanés y Susana Romero Castrejón procuran sus asuntos personales por sobre los del alcalde capitalino.
El desorden impera en la presidencia municipal de Colima porque todos jalan para su lado y hay celos políticos que, ciertamente, impiden la armonización de los temas para el beneficio de la administración.
Y si en asuntos tan básicos no pueden poner orden, en lo tocante a la inseguridad las cosas están para llorar.
Recientemente fue presentado, en un evento faraónico y ostentoso de esos que le fascinan a Mario Anguiano Moreno, la Alianza Colima por la Seguridad y la Armonía, que tiene como objetivo, de acuerdo a la propaganda de la inútil oficina de comunicación social, “reducir los índices delictivos y mejorar la percepción ciudadana en materia de seguridad”.
Como respuesta de las organizaciones criminales a la parafernalia del programa de seguridad presentado por el presidente municipal, se desató una ola de violencia en la capital del Estado como no se veía meses atrás; pareciera que se retó a la autoridad a actuar en consecuencia por las altas expectativas que generó en la sociedad esa estrategia contra la delincuencia.
Y resulta que días atrás, cuando ya se estaban preparando los detalles para la presentación de la Alianza Colma por la Seguridad y la Armonía, unos sicarios irrumpieron en la casa de una funcionaria del ayuntamiento de Colima en la colonia De los trabajadores y la acribillaron al más puro estilo del crimen organizado.
Después, cuando se hizo el evento ostentoso de la presentación de la estrategia de seguridad, en un bar de la ciudad de Colima, de esos que operan fuera de la ley con la complacencia de los inspectores de la Dirección de Inspección y Licencias, asesinaron de múltiples disparos al sobrino de un generador de violencia en la entidad, con todo y mensaje amenazante.
El fin de semana pasado, sin embargo, en otro bar de la colonia Residencial Esmeralda Norte se registró una balacera que dejó a dos hombres muertos y a una mujer herida; en la caja de comentarios de las redes sociales algunos de los vecinos del lugar externaron que ese bar es un peligro constante para quienes viven en los alrededores porque continuamente suceden hechos de violencia.
José Onofre Orozco López es el responsable de autorizar las licencias a antros de este tipo que, como se puede apreciar en la denuncia de un vecino de Esmeralda Norte, muy seguido suceden hechos que alteran el orden público y mantienen con miedo a los vecinos que no saben qué hacer para que les quiten ese tugurio.
Hubo personas que, tras conocer los hechos de violencia, se preguntaron dónde demonios están los drones que dieron a conocer hace unos meses como parte de la estrategia de seguridad de la comuna capitalina; ellos mismos se respondieron recordando que el día que hicieron la presentación ante los medios de comunicación ni siquiera funcionaron los aparatos voladores.
Si a esto se suma la incapacidad del Comisionado Municipal de Seguridad y Justicia Cívica, más enfocado en acosar a mujeres policías y maltratar al personal varón, se entiende por qué no hay resultados en materia de combate a la inseguridad.
Vicente Venustiano Guzmán Lucero, a quien denunciará su propia hija por abandono y no hacerse cargo de ella desde que era una niña, es un sujeto sin la capacidad para el encargo que tiene; además su soberbia y paranoia lo hace desconfiar de todos, cuando en los hechos el que está haciendo un pésimo trabajo es él.
Si Riult Rivera esperaba que firmando el mamotreto Alianza Colima por la Seguridad y la Armonía iba a tener resultados satisfactorios y se iban a reducir los índices de criminalidad como por parte de magia, está muy equivocado; lo único que sucedió fue que los grupos criminales se hicieron sentir en la capital y organizaron ataques armados en diversos antros concurridos como para dejarles en claro que con ellos no se pueden meter.
Si el presidente municipal continúa consintiendo a sus malos colaboradores, esto no va sino a empeorar más.