POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Martha Zepeda del Toro está aprovechando sus 15 minutos de fama y exprimiendo hasta la última gota la atención que le dieron a sus berrinches y escándalos.
En la sesión de Cabildo, por ejemplo, de nueva cuenta estuvo peleando con su sombra y se noqueó solita; hasta sus mismos compañeros regidores manifiestan su inconformidad ante su sistémico y errático comportamiento.
Pero el gusto no le duró mucho: su jefa en la anterior administración, Griselda Martínez Martínez, la fustigó por andar de “entrelucida” desinformando a los vecinos de la unidad deportiva infantil en Manzanillo.
Bien dicen que dos egos de tamaño gigante no caben en el mismo lugar; menos cuando el protagonismo de Martha Zepeda está opacando las transmisiones que hace Griselda Martínez desde su búnker, donde opina y juzga como si ella no hubiera dejado un desastre en el ayuntamiento de Manzanillo.
No hacía falta que la ex presidenta municipal diera nombres y apellidos: la narración que hizo del problema con la unidad deportiva infantil, en donde destaca la movilización de personas para protestar en el evento de Claudia Sheinbaum Pardo, fue una alusión bastante clara y directa hacia su subordinada.
Señaló que, una cosa es asesorar a un grupo de personas acerca de un asunto y que ellos se organicen, y otro muy distinto, sin embargo, es estar de “entrelucida” en los eventos para manejar a la gente como si no tuvieran voz propia e iniciativa para hacer sus demandas.
Griselda Martínez dijo que, así como actuó Martha Zepeda, le quita seriedad a la manifestación de la gente que se siente perjudicada por la construcción de viviendas en la unidad deportiva infantil; sin embargo, la propia presidenta de la República les dijo que eso era falso y que alguien las estaba desinformando.
Y la propia ex edil manzanillense lo reconoció de viva voz: “Yo no creo que le hayan mentido a la presidenta Sheinbuam. No creo”.
Martha Zepeda, con ese rencor que le carcome su ser, pretendía generar discordia y reclamos sin sustento en el evento presidencial para llamar la atención; a tiempo fue desmentida por la propia presidenta de México, cuyas palabras calaron hondo en la regidora que, ni tarda ni perezosa, salió del lugar huyendo totalmente molesta.
Los 15 minutos de fama se le están diluyendo como agua entre las manos a la regidora de Movimiento Ciudadano; peor es que su propia jefa en la pasada administración la haya exhibido y llamado “entrelucida”.
En fin: quien siembra discordia y gusta del pleito eventualmente termina en el ostracismo político.