POR Jorge Octavio González
De entre todos los anónimos que circulan en redes sociales y que retoman algunos medios de manera irresponsable, sobre todo cuando de golpear a ciertos políticos se trata, ¿saben a cuál no tocan ni con el pétalo de una crítica?
Exacto: al presidente municipal de Colima, Riult Rivera Gutiérrez.
Los bulos, las acusaciones sin fundamento, se han difundido profusamente las últimas semanas en contra de la gobernadora del Estado, de la secretaria Viridiana Valencia Vargas, de la presidenta de Manzanillo y de la presidenta de Villa de Álvarez.
A quien de plano nunca tocan es a Riult Rivera.
No es casualidad: en su equipo, sobre todo el comandado por Mario Anguiano Moreno, se refugiaron seres ruines sin ética y sin calidad moral; algunos de ellos fueron señalados por organizaciones criminales de estar trabajando a favor de los contrarios y de filtrar información de inteligencia y de operativos.
En páginas anónimas, pero bien identificadas, estos personajes comenzaron a subir notas que acusaban a los políticos líneas arriba mencionados de cometer delitos graves; algunos medios y activistas irresponsables, a falta de argumentos para criticar a dichas figuras públicas, retomaron los señalamientos sin el más mínimo filtro de verificación.
Bien se acusaba al padre de Rosi Bayardo de correr al secretario de Seguridad Pública, bien se hablaba de un atentado en contra de Tey Gutiérrez, bien se difundía que Viri Valencia había influido en la liberación de una persona que ni siquiera conocía, entre otras fake news.
Todos tienen algo en común: la misma redacción y su publicación, en primera instancia, en los mismos medios sin cabeza visible alguna; un análisis forense y más sofisticado identificó a uno de ellos, un funcionario del área de seguridad de la pasada administración, que habría pedido trabajo a todos esos políticos sin recibir respuesta afirmativa.
La lógica indica que el único que sí lo recibió en su equipo, sobre todo porque también trabajó con Mario Anguiano Moreno, es Riult Rivera; de ahí que en ninguna de sus fantasiosas publicaciones sea el protagonista el ex diputado federal panista.
La cuestión cobraría más fuerza porque algunos de los reporteros domesticados, que cobran en el ayuntamiento de Colima con el mirrey Stanley Alejandro Campos Morales, retomaron algunos de los textos en cuestión, en especial los referentes a la secretaria de Bienestar, Inclusión Social y Mujeres del gobierno del Estado y a las presidentas municipales de Manzanillo y Villa de Álvarez.
Las pruebas están nada más y nada menos que en sus pasquines y en sus cuentas de redes sociales: no pueden decir que no recibieron la línea del golpeteo porque coincide con los anónimos publicados por el ex funcionario señalado por trabajar para uno de los grupos criminales que opera en la entidad.
Riult Rivera, con esto, estaría demostrando su poca confianza como político, pero sobre todo el reconocimiento tácito de que no tiene la capacidad para ser, siquiera, el candidato de la alianza del PRI y el PAN al gobierno del Estado; por eso está golpeando a su competidora más genuina del Revolucionario Institucional, con el objetivo de desgastarla y ser el ungido de esa alianza perversa.
Los compromisos que adquirió durante la pasada campaña electoral, amén del financiamiento ilegal que ninguna autoridad electoral ha podido determinar, han orillado a Riult Rivera a recurrir a métodos poco ortodoxos para mantenerse vigente ante la opinión pública.
Ya no es suficiente con pagar a reporteros domesticados que replican como pericos todo lo que dice y hace, sino que ahora es necesario recurrir a los mercenarios que trabajaron con Mario Anguiano y José Ignacio Peralta Sánchez para ensuciar un proceso electoral que debiera ser limpio y transparente.
Al presidente municipal de Colima lo que menos le interesa es la pulcritud de los procesos internos que se lleven a cabo en los partidos de la alianza PRIAN; al final en el PAN están convencidos de que no hay otra opción más que él para encabezar los esfuerzos de los dos partidos, llegando al extremo de chantajear al PRI con que, si quieren alianza, sólo con Riult como candidato será posible.
Ya en una ocasión Julia Jiménez se levantó de la mesa de negociaciones con toda la soberbia y altanería que le caracteriza porque no cabía en su mente otra opción más que Riult Rivera para ser el candidato a la alcaldía de Colima.
Lo demás es historia y por eso se formó un equipo en la dirigencia estatal del PAN para respaldar las aspiraciones del presidente municipal, incluyendo a su propia hija Nirvana Rocha como secretaria de Acción Juvenil, al mismo tiempo que es funcionaria en el ayuntamiento de Colima en una de las dependencias con menos resultados y en el total abandono.
El PRI ya está advertido desde hace mucho: si les queda algo de dignidad, deben trabajar en reforzar y respaldar a sus aspirantes y no confiar en los acuerdos con los panistas, pues ellos ya tienen a su candidato sin que quepa la posibilidad de que puedan medirse con los priístas para ver quién es el más rentable para la candidatura a gobernador.
Que después no se llamen a sorprendidos.