Riult, en 3 meses, desgastado y sin ilusiones

POR Jorge Octavio González

En el ayuntamiento de Colima ya se hizo costumbre realizar operativos para multar a los automovilistas que circulan por las calles de la ciudad.

Se trata del Monitoreo vehicular para garantizar la seguridad pública y vial, nombre pomposo que tiene la finalidad de recaudar dinero para que el presidente municipal continúe de gira por todo el Estado con cargo al erario.

A diferencia de otros operativos, que se llevan a cabo para inspeccionar autos y motocicletas con reporte de robo o verificar que tengan los papeles en regla, los que realiza la dirección de Tránsito y Vialidad de la comuna capitalina tienen como objetivo única y exclusivamente aumentar la recaudación para la Tesorería Municipal.

Riult Rivera, un sujeto improvisado y sin oficio que a poco más de tres meses en el cargo ya sufre un desgaste irreparable, necesita más dinero para ocultar la realidad del municipio de Colima: calles destrozadas, pésimos servicios públicos, tránsitos multando a diestra y siniestra y policías que no acuden a los llamados de emergencia porque tienen otras cosas más importantes que hacer.

El alcalde de la capital pidió un crédito por más de 35 millones de pesos para los compromisos de fin de año, pero no cumplió; por el contrario, se sacaron de la manga festivales que requirieron una inversión millonaria que, sin embargo, no ha podido justificar ante la Comisión de Hacienda del Cabildo de Colima, pese a que su titular ya se lo solicitó en varias sesiones extraordinarias.

El monitoreo vehicular, que no es otra cosa más que una medida de extorsión a los colimenses que circulan supuestamente a más de 80 kilómetros por hora por el Tercer Anillo Periférico, está siendo objeto de comentarios negativos de parte de la ciudadanía; los pocos bonos que tenía Riult Rivera los está dilapidando con esas medidas que, por supuesto, molestan a la gente sobremanera.

En Villa de Álvarez, sin embargo, a un genio se le ocurrió la idea de poner fotomultas también por el Tercer Anillo Periférico; pero fue tan criticada esa medida por quienes padecían estas sanciones que, después de analizar sus pros y contras, determinaron quitarla para que el descontento social no aumentara y con ello perjudicara la imagen de la presidenta municipal.

La gente, si ya de por sí tenía que padecer la inseguridad y la cacería de policías ligados al crimen organizado y de funcionarios de primer nivel bajo sospecha, con las fotomultas terminaría de estallar: un ayuntamiento no puede tener la ciudad hecha un desastre y al mismo tiempo sacarle a la sociedad el poco dinero que tiene con medidas recaudatorias.

A Riult Rivera, por lo que se ve, ya no le importa la gente de pie, la sociedad que votó por él; a él sólo le interesa estar bien con los señores del dinero, con los que lavan activos para el crimen organizado, con los que financian su campaña rumbo a la gubernatura para recuperar los privilegios que perdieron por sus pésimos gobiernos e indolencia con que se condujeron mientras estuvieron en el poder.

El monitoreo vehicular es un claro ejemplo de que lo único que le importa al presidente municipal es el dinero que pueda recaudar para seguir sosteniendo un aparato de comunicación social que, de otra manera, nunca podría colocar información del alcalde en los principales medios de la entidad por su intrascendencia y mediocridad.

Un análisis objetivo arroja resultados pobrísimos del ayuntamiento de Colima: no hay oficio político, no hay cabildeo para bajar recursos ante las autoridades estatales y federales, no existe un equipo que le responda al alcalde sino a Mario Anguiano Moreno y a otros grupos políticos que están parasitando en cargos dentro de la administración municipal, entre muchas otras situaciones.

Poco más de tres meses, definitivamente, fue suficiente para demostrar que Riult Rivera no sirve para gobernar y que no era el indicado para llevar las riendas del municipio de Colima.

¡Todo un récord!