El fuego amigo de Riult

POR Jorge Octavio González

A días de cumplir 3 meses en el ayuntamiento de Colima, Riult Rivera se encuentra tan desgastado como si llevara años en el poder.

Y es que, cuando hay un marcaje sistemático de la gente y de los medios de comunicación —no la prensa domesticada, claro está— hacia una administración, no es tan sencillo ocultar la información ni engañar a la población.

En todos los municipios sucede lo mismo: en Manzanillo la alcaldesa tiene a sus malquerientes, en Villa de Álvarez también hay críticos pagados y genuinos de lo que sucede en aquélla parte de la zona conurbada, en Tecomán lo mismo.

La cuestión, ciertamente, es que se magnifica más Colima porque es el proyecto que tiene el PAN para competir en las elecciones del 2027; lo anterior incluso si el PRI no se suma a la alianza porque en esta ocasión tienen candidatos propios que van a defender de las imposiciones que quieran los panistas.

Recordemos, por ejemplo, que en la elección pasada la dirigente del PAN, Julia Jiménez, se emberrinchó con imponer a Riult Rivera como el candidato, pese a que era el más débil y no garantizaba el triunfo; al final ganó porque sacaron de la contienda con argucias legales a Viridiana Valencia Vargas y a la abanderada de MC le hicieron la vida imposible.

Destacó la anécdota, recogida por los medios de comunicación, que la actual diputada federal plurinominal se levantó de la mesa de negociaciones y tiró todo lo que había encima; como estaba a punto de fenecer la fecha para registrar las alianzas, en el PRI decidieron respaldar el nombre de Riult Rivera como el candidato en lo que seguían las negociaciones.

Al final pasó lo que todo sabemos: se impuso el panismo al PRI y el ex gobernador Mario Anguiano Moreno coordinó la campaña en materia política y financiera; hoy por hoy tiene un cargo honorario —ajá— como asesor en el Consejo Municipal de Mejora Regulatoria y desde ahí hace negocios al amparo del poder.

Y que quede claro: para el panismo en Colima, respaldado por el corrupto líder del cártel inmobiliario, el único candidato es, con alianza o sin alianza con el PRI, Riult Rivera Gutiérrez.

No hay cabida para negociar o medir a los aspirantes del PRI para ver quién queda en la alianza del PRIAN; para los panistas está decidido que el presidente municipal de Colima será el candidato a gobernador.

Desde ahora, sin embargo, circulan encuestas pagadas por Riult Rivera —Massive Caller es la encuestadora de los panistas y respaldó las aspiraciones de Xóchitl Gálvez Ruiz en el 2024 y de Ricardo Anaya en el 2018— en donde, ante la pregunta de por qué candidato del PAN votaría, el ganador resulta ser, coincidentemente, Riult Rivera.

Lo sospechoso de eta estrategia es que, cuando se menciona a los aspirantes del PRI, sólo mencionan a Mely Romero y a Lizzie Moreno Ceballos, ignorando a la presidenta municipal de Villa de Álvarez; esto coincide con el bulo que circuló sobre un supuesto atentado en contra de la alcaldesa villana: la publicación surgió del interior del búnker que promueve a Riult Rivera.

A casi tres meses de asumir la presidencia municipal de Colima, Riult Rivera está más desgastado que nada porque no ha sabido delegar a sus funcionarios el trabajo que se puede hacer en territorio, amén de que tiene que seguir el guion de su mentor Mario Anguiano y disfrazarse carpintero, de herrero, de tapabaches y hasta de jinete, que más bien lo hacen parecer parte del elenco de Secreto en la montaña.

Si en tres meses Riult Rivera parece que tiene décadas en el poder, por sus malas decisiones y corruptelas, cuando concluya el primer año será un cadáver político.

Ni todo el dinero que está tirando a la basura y en medios domesticados le servirá para reponerse de la imagen tan desgastada y cuestionada que tendrá; lo más probable es que, para esas fechas, haya surgido otro aspirante con más posibilidades y, sobre todo, honesto, que arrebate a la mafia del PAN la candidatura que creen tener en la bolsa Pedro Peralta Rivas, Julia Jiménez, Beto Partida, Sofía Peralta Ferro y Crispín Guerra Cárdenas.

No habrá sorpresas; habrá sorprendidos.