Epigmenio, el generador de odio

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

En pleno obradorato, cuando los concesionarios de los grandes medios de comunicación tuvieron que abrir sus micrófonos y espacios editoriales a los defensores de la 4T, en Radio Fórmula se realizó un ejercicio interesante al respecto.

Si bien ya estaban como colaboradores gente de la oposición como Germán Martínez y Lilly Téllez, se integraron, para generar un contrapeso, Arturo Zaldívar y Epigmenio Ibarra.

A Ciro Gómez Leyva le tocó bailar con el propagandista más feroz y difamador de todos: el productor de narco series que ensalza la figura de los capos de la droga.

Cada semana, miércoles a miércoles, Epigmenio Ibarra intentaba imponer su visión cortoplacista de lo que sucedía en el país y, en no pocas ocasiones, le faltaba al respeto al conductor estelar y hasta lo llegaba a insultar en pleno programa.

Se generaban debates que, a veces, parecían pleitos callejeros; por supuesto de la parte de la 4T, el representante del poder, del régimen que todos los días incitaba al linchamiento a los periodistas incómodos, siempre prevaleció la cerrazón y la intolerancia.

Esta semana, como parte de las decisiones editoriales de los ejecutivos de la empresa radiofónica, todos los colaboradores acudieron a su último programa a despedirse; el único que no lo hizo fue Epigmenio Ibarra, quien, en lugar de asistir a la cita y emitir sus últimas reflexiones, decidió no ser un profesional y calumnió, una vez más, a Ciro Gómez Leyva desde su columna en Milenio Diario.

Gómez Leyva, sin embargo, fue más prudente, más centrado: al final le agradeció los años que estuvo cada semana a emitir su opinión sobre los temas políticos del país y el mundo.

Epigmenio Ibarra, el propagandista que recibió 150 millones de pesos de préstamo del gobierno federal —que al final no pagó—, expulsó de su organismo la rabia y la sinrazón que siempre lo caracterizó.

Salvo para quienes aplauden a la 4T y sus políticas públicas, para quienes prefieren ver y leer a medios objetivos sin ataduras, Epigmenio Ibarra escribía desde la frustración por no ser de esos líderes de opinión a los que cada semana aludía en sus colaboraciones, sabedor de que nunca estuvo a la altura de quienes atacó sin ton ni son.

Su legado será el de un sujeto generador de odio en los medios de comunicación y las redes sociales y un incitador a la violencia y al linchamiento cibernético a periodistas que, a diferencia de él, siempre han cuestionado al poder.