POR Jorge Octavio González
Riult Rivera no da señales de que quiera tomar las riendas de la administración municipal para dejar de ser percibido como un simple empleado de Mario Anguiano Moreno.
Y es que, a casi un mes de asumir la presidencia municipal de Colima, el panista se la pasa llore y llore por los rincones porque no tiene dinero para trabajar, como si eso hubiera sido impedimento en otras épocas para no cumplir con los compromisos asumidos.
En lugar de gestionar recursos con el Estado y la Federación para solventar los compromisos de fin de año, Riult Rivera Gutiérrez insiste en hacer actos mediáticos que en nada resuelven los principales problemas de los colimenses.
A pesar de que salió a tapar unos cuantos baches en algunas avenidas de la ciudad, en las colonias populares, las más marginadas, siguen los socavones que ya han reventado las llantas de los vehículos que pasan por el lugar.
Nada menos el fin de semana un ciudadano se bajó a grabar la ponchadura que le provocó un mega bache por la Avenida San Fernando, en donde, para variar, la iluminación está tan mala que ni siquiera es visible para los ojos de la gente esos pozos que pueden provocar una tragedia.
En la Avenida General Sóstenes Rocha, en la colonia Albarrada, hay baches que incluso están pintados de blanco para que la gente los pueda identificar a la distancia; hay otros que ya fueron adornados con plantas y mensajes creativos para ver si el ayuntamiento de Colima se digna a enviar una cuadrilla para hacer su trabajo.
La vialidad que va para la Feria de Todos los Santos Colima 2024, por la colonia Nuevo Milenio, sigue igual de sucia y llena de baches; ni siquiera porque es una alternativa muy transitada por los colimenses para ir a los máximos festejos de la entidad se dieron a la tarea de arreglarla.
Riult Rivera sigue en campaña, en la indolencia, en la pachanga; alguien debería avisarle que es la autoridad de la ciudad de Colima y que hizo demasiadas promesas de campaña que, hasta el momento, no se han materializado en lo absoluto.
La inseguridad va en aumento en la capital y los asesinatos siguen al alza, pese a que, durante la campaña electoral, el entonces candidato del PRIAN prometió que tenía la solución mágica a todos los problemas que genera esa lacra social.
Lo único que hemos visto es que el presidente municipal evade el tema de la inseguridad en Colima y prefiere hablar de que próximamente estarán pintando la señalización de boyas y topes viales en la Avenida de los Maestros, como si eso le sirviera de algo a la gente de a pie.
Esta semana, sin embargo, dispararon una acusación que debería poner a temblar a Riult Rivera: aunque ya sabemos que no puso a Vicente Venustiano Guzmán Lucero, se dieron a conocer los nexos del Comisionado de Seguridad Pública y Justicia Cívica con una de las organizaciones criminales que operan en la entidad.
Dado que una parte del gabinete de Riult Rivera la impuso Mario Anguiano Moreno y otros cargos de primer nivel se repartieron como botín las dirigencias del PRI y el PAN, tiene sentido el hecho de que Guzmán Lucero haya sido propuesto por los compromisos que el presidente municipal de Colima tiene con bandidos que le ayudaron a ganar la elección del pasado 2 de junio.
La acusación, grave desde luego, no debería pasar desapercibida por la sociedad colimense.
Al menos sabemos que la prensa que lo acompaña a sus actos mediáticos no le preguntará nada acerca de la situación, pues en ello se les va el convenio que tanto esperan; sin embargo, las autoridades sí deberían tomar cartas en el asunto y al menos investigar los nexos inconfesables de ese militar que fue sancionado por la Secretaría de la Defensa Nacional “por hostigamiento sexual y laboral”.