POR Jorge Octavio González
Si algo presumió Griselda Martínez Martínez y sus corifeos en los medios de comunicación es que su administración había sido tan honesta y disciplinada en materia de finanzas que hasta pagaron la deuda que pasados alcaldes habían dejado.
El tiempo, sin embargo, fue aclarando las cosas: en realidad la gestión de la ex presidenta municipal de Manzanillo fue tan corrupta y despilfarradora como la de Rogelio Rueda Sánchez, Virgilio Mendoza Amescua, Gaby Benavides o el propio Nabor Ochoa.
Nada nuevo bajo el sol.
La corrupción, la opacidad, los negocios al amparo del poder y las adjudicaciones directas a amigos y socios fueron la tónica del ayuntamiento de Manzanillo 2018-2024.
El final de la pasada administración quedó sellado con el bono millonario que, por vergüenza y presión, algunos tuvieron que regresar; sin embargo, Griselda Martínez, Martha Zepeda del Toro, entre otros, con todo el cinismo del mundo se quedaron con el dinero.
La regidora por Movimiento Ciudadano, en las sesiones de Cabildo, se asume como la de mayor solvencia moral y cuestiona las decisiones que toma la actual presidenta municipal, como si no tuviera el derecho de hacer los ajustes y reacomodos que considere pertinentes para el funcionamiento de la administración.
Se atrevió a cuestionar por qué habían removido de su cargo a la panista Gabriela Sevilla Blanco de la Procuraduría de la Defensa de Niños, Niñas y Adolescentes de Manzanillo.
Por una sencilla razón: porque es la presidenta municipal y tiene las facultades para hacerlo. Punto.
A nadie tiene que darle explicaciones de por qué remueve o pone a un funcionario en tal o cual área.
Lo más sarcástico del asunto es que Martha Zepeda acaba de asumir la Comisión de Trasparencia y Derecho a la Información del Cabildo de Manzanillo: si algo caracterizó la administración pasada fue la opacidad y la renuencia a transparentar los gastos y compras que se hacían.
Conforme transcurran los días e investiguen las cuentas del ayuntamiento porteño, más irregularidades estarán saliendo.
El propio Alberto Nando denunció que en la dirección general de Servicios Públicos Municipales se adquirieron cinco camiones recolectores de basura, pero la pasada administración nunca los pagó al proveedor ni se registraron formalmente ante la Dirección de Patrimonio Municipal.
En CAPDAM, sin embargo, la titular Isamar Ramírez dio a conocer que los ex funcionarios del organismo operador de agua se aprobaron un bono ilegal por más de 10 millones de pesos.
Como vieron que eso hizo su jefa, se les hizo fácil imitarla.
Y así, conforme investiguen más a fondo las cuentas públicas del ayuntamiento de Manzanillo, estarán saliendo más irregularidades que ameriten una denuncia penal y la inhabilitación para ejercer cargos públicos contra Griselda Martínez y sus secuaces, entre las que se encuentra Martha Zepeda, que puede ser destituida e inhabilitada.
La gestión de Griselda Martínez no fue la más honesta y austera que tanto se cansaron de presumir; fue otra administración más donde bien pudo haber despachado Rueda, Virgilio, Gaby o Nabor.
De ese nivel quedó Griselda.