POR Jorge Octavio González
Riult Rivera aprendió de Andrés Manuel López Obrador que, cuando las cosas no le están saliendo como lo planeó, lo más práctico es culpar al pasado de todos los errores habidos y por haber.
No lleva ni dos días como el presidente municipal, y ahora, ante la cascada de peticiones de quienes esperan un trabajo en el ayuntamiento de Colima y al darse cuenta que no podrá cumplir todas las promesas que hizo durante la campaña, ya salió a culpar a los funcionarios de la pasada administración de no entregar la información requerida.
Durante todo el proceso de entrega-recepción, sin embargo, Riult Rivera nunca se quejó del trabajo de los funcionarios salientes y jamás informó acerca de una negativa a transparentar la información que requerían ni nada de eso.
¿Por qué lo hizo ahora, entonces?
Porque, ciertamente, es una estrategia para desviar la atención de lo verdaderamente importante: la imposición de funcionarios de primer nivel hechos por el verdadero poder tras el trono de la presidencia municipal, Mario Anguiano Moreno, además de la presión que sus promotores en los medios le están haciendo para que cumpla su palabra.
Belisario Romero Sánchez, el columnista más influyente de Tecomán y Armería, uno de los más entusiastas propagandista de Riult Rivera, no se contuvo y publicó en sus redes sociales una fuerte crítica a una de las funcionarias que aprobó el Cabildo en la sesión pasada:
Escribió: “Por noble (en mi barrio les dicen de otra forma), a Riult Rivera lo quieren bajar desde ahorita”.
Y agregó: “Riult Rivera está perdiendo la batalla: le están metiendo a puro vividor priista. Ni en su casa los quieren. Como Laura Montes, con temor a quedar un día fuera del presupuesto, al otro día de dejar la regiduría, endulzó el oído a Riult Rivera y la acomodó 3 años más en la nómina, pero ahora en la capital. Si de por sí suena un rompimiento de la alianza en tres años, con esto se demuestra que lo quieren frenar, al recomendarle a ese tipo de personas, que políticamente restan. Al tiempo”.
Pero eso no es todo: otro medio publicó una sentida queja por los nuevos presidentes municipales que no están atendiendo las llamadas telefónicas, en una clara alusión a que el panista no se había dignado a responderle al dueño del medio en cuestión.
Y uno más, también de Tecomán, cuestionó severamente a Francisco Ánzar Herrera y a los priístas por incumplir acuerdos en el municipio de Coquimatlán; con esto se infiere que todavía no firman los contratos que esperan y por ende están regañando a Riult Rivera para que no se le olvide por quién está ahí.
Todavía no se dan a conocer los directores generales, directores y coordinadores de la administración municipal, señal de que siguen los jaloneos entre los grupos de poder del PRI y el PAN que están forzando la colocación de sus alfiles en cargos importantes.
Lo que sucede con los promotores de Riult Rivera pareciera algo anecdótico, pero no lo es: si ellos, que estuvieron al pie del cañón cuando nadie daba un peso por él, que se la jugaron en la campaña y quedaron estigmatizados como periodistas al servicio del político, no han sido recompensados y manifiestan su molestia y desilusión con el presidente municipal, ¿se pueden imaginar lo que sentirán los demás que, ellos sí, esperan mucho de alguien que no es capaz de cumplirle a sus verdaderos amigos?
Y apenas lleva, con hoy, tres días al frente de la presidencia municipal de Colima.
Pobre Riult.