POR Jorge Octavio González
Si algo presumió Griselda Martínez Martínez durante los dos periodos que estuvo al frente del ayuntamiento de Manzanillo es que iban a pagar toda la deuda que dejaron pasadas administraciones.
Lo anterior, desde luego, por el escrupuloso manejo de las finanzas públicas y su correcto uso en favor de los ciudadanos manzanillenses.
Anteriormente, decía la edil porteña, ningún alcalde pagaba la totalidad de la deuda; sólo pagaban una parte y después pedían créditos y préstamos para cubrir sus compromisos.
El que llegue que pague, solían decir los anteriores presidentes municipales.
Ahora, sin embargo, ese logro de la alcaldesa Griselda Martínez se ve opacado por los señalamientos de Fernando Escalona, integrantes del equipo de Rosi Bayardo, quien dijo no tener la mejor disposición de los funcionarios actuales para proporcionar la información que piden.
Y es que, de acuerdo al integrante del comité de entrega-recepción de la alcaldesa Rosi Bayardo, la administración de Griselda Martínez se niega a dar información sobre los inventarios de bienes muebles e inmuebles, archivos administrativos y financieros, padrón de contribuyentes, relación de cuentas bancarias y saldos, obras y proyectos en proceso, situación de personal adscrito a la comuna manzanillense, entre otras.
¿Por qué la opacidad y negativa a proporcionar información que solicita la nueva administración municipal? Sólo puede haber una respuesta: algo ocultan.
Fernando Escalona añadió: “En el caso del edificio municipal, no sabemos qué se le está haciendo ni cuándo lo terminarán; no sabemos dónde se pudieran establecer algunas áreas porque algunos de los actuales trabajadores están en áreas improvisadas, donde incluso hemos visto que laboran en condiciones riesgosas e inhumanas”.
Si en realidad, como presumen, los seis años de Griselda Martínez Martínez al frente del ayuntamiento de Manzanillo fueron los mejores de toda la historia del puerto y se utilizaron los recursos de forma honesta y transparente, por qué no tienen la disposición de dar la información que piden quienes asumirán sus nuevas responsabilidades a partir del 16 de octubre del presente año.
Al margen de que la actual presidenta municipal pretenda ocultar algo que no quiere que nadie vea, su cerrazón puede ser, por el carácter de la edil, sólo por ganas de joder.
Griselda Martínez maduró en el ejercicio del poder como política; el berrinche ya no puede ser una estrategia ante peticiones de quienes la sucederán en el cargo.
La alcaldesa debiera colaborar en todo lo que le pidan y dejar que la historia y los manzanillenses juzguen su trabajo; si fue bueno o malo, eso se verá más adelante, cuando se pueda comparar su administración con el trabajo que realice Rosi Bayardo.
Mientras tanto, Griselda Martínez no debe perder el tiempo en banalidades ni berrinches, aunque eso le moleste a la futura presidenta municipal.