POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Un escándalo mayúsculo, además de justificado, lo provocó la fallida intentona de llevarse un millonario “haber de retiro” los siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), tras concluir su periodo para el que fueron electos. La indignación generalizada se dio por tratarse de individuos que, además de ganar sueldos estratosféricos, pensaban llevarse a casita otro tambache de billetes.
La decisión de hacer tal despilfarro la revocó el Congreso de la Unión, cuyos integrantes (senadores y diputados federales) no cantan mal en lo que se refiere a ingresos por un trabajo que deja mucho que desear, si bien en esta ocasión hicieron lo correcto. Así, a pesar del dolor que les causaba en el alma, los siete magistrados del TEPJF tuvieron que decirle adiós al intento de recibir el millonario bono de retiro.
Vea usted, lector, lo que los siete angelitos reciben por su “arduo” trabajo: el presidente y los seis magistrados tienen un sueldo neto mensual de 182 mil 440 pesos (incluido sueldo base y compensación), prestaciones nominales al mes por 64 mil 505 pesos, una prima vacacional anual de 58 mil 447 pesos, un aguinaldo de 363 mil 713 pesos y un pago anual por riesgo de 411 mil 816 pesos. O sea: al año reciben 3 millones 738 mil 869 pesos.
Encima, los magistrados pensaban llevarse un gurdadito en lo que podían obtener otro empleo dentro de la función pública, pues como litigantes no hay bronca. El único problema es que yo no he visto por ningún lado a un magistrado que, tras dejar el cargo, se vea en la necesidad de volver a litigar, pues con lo que obtuvo durante el desempeño de su función quedó bien forrados de lana… y no precisamente de borrego trasquilado.
Los salarios de los magistrados, junto con otros cuantos privilegiados, son algo que ofende a los millones que en el país obtienen mensualmente un salario de no más de 3 mil pesos en establecimientos como El Puerto de Liverpool, Sears, Walmart, Soriana, Oxxo, entre otros, así como a los miles que, en lo local, laboran en La Marina, los Kioscos, las zapaterías, las tiendas de regalos, la maquiladora, etcétera, donde ni siquiera cuentan con Seguro Social.
Pero a propósito de los altos sueldos de los magistrados del TEPJF, en Colima sus colegas no se quedan atrás, aunque sus percepciones mensuales no son tan escandalosas. No obstante, un magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE) o uno del Tribunal Electoral del Estado (TEE) anda en la “módica” suma de 80 mil pesos al mes.
Igual que sus colegas federales, los magistrados locales pertenecen a una casta de privilegiados. Junto con los diputados locales, los magistrados del STJE y del TEE son los funcionarios mejor pagados de todo el estado. ¿Lo desquitan? Desde luego que no. ¿Alguien sabe si sus sentencias son estrictamente apegadas a derecho? Por supuesto que no, en virtud de que sólo las conocen los directamente involucrados.
A lo anterior hay que agregar que, en el caso de los magistrados, éstos cuentan con sus chalanes que realizan el verdadero trabajo, dejándoles a sus jefes la muy “difícil” tarea de limitarse a revisar el expediente y firmarlo. A esos empleados se les conoce como proyectistas, pero tienen un sueldo bastante lejano al que percibe el santo patrón de sus quincenas.
Los diputados locales, con sueldo neto superior a los 100 mil pesos mensuales, por lo menos duran sólo tres años. Los magistrados en general, en cambio, permanecen en sus cargos durante sabrosísimos siete años; más aún, tienen la posibilidad de convertirse en inamovibles. Por tal razón, ahí sigue de magistrada Rocío López Llerenas, propuesta ¡desde tiempos de Griselda Álvarez!, cuando su cargo ya debiera estar en otras manos.
Una reforma constitucional a fondo debiera obligar a los magistrados a permanecer en su cargo sólo cinco años, sin derecho a ser inamovibles, pues no es justo que se mantenga de por vida a unos zánganos que cobran sueldazos jamás imaginados ni en sueños por un albañil, un laminero, un pintor o un mecánico, que hacen mucho más en bien de la sociedad.
Una cosa más llama la atención: al menos tres de los últimos cuatro magistrados nombrados por el Congreso local fueron heredados por Silverio Cavazos Ceballos, de tal suerte que, al haber muerto el ex gobernador oriundo de Tecomán, sienten que no le deben nada al actual mandatario, Mario Anguiano Moreno, razón por la cual hacen mancuerna con Rocío López Llerenas, cuyas simpatías por el panismo son más que evidentes.
Así, ahora resulta que hasta en el STJE hay magistrados “disidentes” que se las dan de muy independientes, como si el cargo lo hubieran obtenido por obra del Espíritu Santo o por una sabiduría que envidiaría el mismísimo Sócrates. Eso sí: independientes o no, todos ellos con un sueldo que es una bofetada para los miles de colimenses que ganan el salario mínimo.
*Columna publicada el 24 de mayo de 2014.