POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Al margen de que alguien confirme o no la detención de Iván Archivaldo Guzmán ayer en Sinaloa, lo cierto es que se está reeditando el culiacanazo de hace unos años.
Sea verdad o no la caída del líder de Los Chapitos, los narcobloqueos, la quema de camiones y las balaceras en Culiacán y sus alrededores es parte de la guerra anunciada tras el secuestro de El Mayo Zambada por parte de Joaquín Guzmán López.
Ya se había dicho en estas páginas que, de acuerdo a una investigación de The Wall Street Journal, la facción de Cártel de Sinaloa que lideran los hijos de El Chapo Guzmán tiene a 5 mil pistoleros listos para cuando se les dé la orden de actuar.
El terror ayer en Sinaloa puede ser parte de esta guerra que se avecina y que ya está cobrando vidas en la tierra del gobernador Rubén Rocha Moya, relacionado por Ismael Zambada en la celada que le hicieron y donde también aseguró que asesinaron a Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Las autoridades estatales, como se pudo comprobar, están rebasadas por el crimen organizado, que es el verdadero jefe del gobierno de Sinaloa; las autoridades federales tampoco se han hecho presentes en tierras culichis, generando mayor caos e incertidumbre a lo que sucede.
La desinformación, mientras tanto, prevalece: mientras algunos aseguran que la violencia se generó por la detención de Iván Archivaldo Guzmán, otros señalan que cayó Jorge Humberto Figueroa Benítez, alías El 27 o El Perris.
Será hasta que las autoridades federales, en coordinación con el gobierno del Estado de Sinaloa, den información oficial que habrá certidumbre; en tanto todo es especulación y grilla política.
Sinaloa se desangra.