POR Jorge Octavio González
La noticia de la tarde de ayer fue el robo de casi un millón de pesos en un restaurante rumbo a Altozano.
Pero más que la cantidad en sí, lo que debiera importar a los medios es el dueño del dinero.
¿Quién lleva consigo 900 mil pesos a un restaurante?
Puede haber varias hipótesis:
El dinero lo obtuvieron tras ganar una apuesta y se fueron a festejar antes siquiera que guardarlo en algún lugar seguro.
El casi millón de pesos fue producto de una venta de algún vehículo o una casa (casa no, cierto, porque casi ninguna vale eso; todas están carísimas).
O la entrega para algo turbio; puede ser de alguien del crimen organizado o político. Casi lo mismo, pues.
La cuestión, sin embargo, es que nadie con dos dedos de frente lleva consigo 900 mil pesos a un restaurante que está por los rumbos de Altozano, donde kilómetros enteros de camino están a merced de los criminales por la falta de vigilancia.
¿Por qué, pues, el hermetismo de los medios de comunicación sobre el atraco de los 900 mil pesos? ¿A poco a nadie le dio curiosidad saber quién era el dueño del dinero? ¿En serio?
Tal vez, sólo tal vez, se esté protegiendo la identidad de la persona; puede que sea alguien conocido en el mundo de la política o del crimen organizado. Casi lo mismo, pues.
Como sea que haya sido, lo cierto es que, independiente de la percepción que se tenga de Colima allende la frontera, hay gente que, para ir a un restaurante, carga casi un millón de pesos en efectivo.
Y también hay gente que está en el lugar y en el momento oportuno para asaltar a la persona con el millón de pesos en su poder.
Porque, hay que ser claros, el modus operandi del robo es de alguien que ya sabía que la persona en cuestión llevaba consigo el dinero; estaba al tanto de que lo tendría en su poder y a dónde se dirigía.
Aunque las versiones de algunos medios se contradicen, porque unos dicen que fueron dos sujetos en una motocicleta y otros que escaparon en un auto compacto, lo cierto es que sabían a donde dirigirse y con quién para pedir los 900 mil pesos.
No es que, así nomás, los ladrones le preguntaron cuánto dinero tenían en ese momento; ya sabían cuánto dinero era y sencillamente se lo arrebataron.
Como los que roban a las personas que retiraron dinero en los bancos y ya los están esperando a la salida para asaltarlos: es obvio que alguien que trabaja en la institución bancaria los alerta para que, cuando estén en la calle, le apunten con una pistola y le quiten el dinero.
Algo quedó bien en claro: en Altozano también lloran.