POR Jorge Octavio Ggonzález
Es cuestión de tiempo para que se gire una orden de aprehensión en contra de Carlos Arturo Noriega García por desvío de recursos y otros delitos que cometió durante su paso como secretario de Planeación y Finanzas del gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez.
Eso lo sabe muy bien el operador financiero de las dos campañas de Margarita Moreno rumbo a la presidencia municipal de Colima, por lo que ha pedido, sin éxito alguno, su reincorporación como diputado plurinominal en esta agonizante 60 Legislatura.
El problema, sin embargo, es que las lealtades ya no son las mismas.
Cuando Carlos Noriega dejó el Congreso del Estado para irse a coordinar la campaña de su esposa, lo hizo confiado en que su suplente, Luis Alberto Vuelvas Preciado, le cuidaría su curul.
Podría pensarse, al inicio, que así sería, porque el ex funcionario de la pasada administración estatal también se deslindó del PRI y se afilió a la bancada de Movimiento Ciudadano, con otro peraltista de hueso colorado como el mitómano José de Jesús Dueñas García, que quiere tomar por asalto la dirigencia estatal del partido naranja para seguir medrando del erario.
Lo malo para Noriega García fue que, durante su ausencia, Luis Vuelvas fue seducido por el oficialismo para votar con ellos a cambio de algún cargo más adelante; se hizo la operación política para sumar a un diputado que le daba todavía más representación a MORENA en el Poder Legislativo.
Hace unos días, justo cuando el Tribunal Electoral de Colima ordenó al Congreso del Estado reincorporar a Carlos Arturo Noriega como diputado en la 60 Legislatura, Luis Vuelvas Preciado renunció a la fracción de MC y se declaró diputado sin partido.
Los argumentos del Congreso del Estado para negar el regreso de Carlos Noriega a su diputación plurinominal fueron claros: el Tribunal Electoral está invadiendo facultades que le corresponden única y exclusivamente a la Comisión de Justicia, Gobernación y Poderes, además de que harán lo conducente hasta en tanto se dé una resolución definitiva sobre la situación del ex secretario de Planeación y Finanzas.
Y es que, aun cando el TEE ordenó al Poder Legislativo reincorporar a Carlos Noriega en un plazo no mayor a 3 días hábiles, lo cierto es que dicha resolución se impugnó ante la Sala Regional de Toluca del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Va a suceder lo que se dijo en estas páginas hace algunas semanas: los abogados del Congreso del Estado retrasarán lo más que puedan el asunto del diputado con licencia para que la 60 Legislatura concluya y no pueda reincorporarse a sus funciones ni cobre un solo peso, tal y como le hicieron en su momento con Jorge Luis Preciado Rodríguez y el generador de odio que salió de las filas de Nueva Alianza.
Carlos Arturo Noriega García no regresará al Congreso del Estado y no podrá influir para nada en la denuncia que hay en su contra, como tampoco podrá negociar impunidad para Margarita Moreno y las irregularidades que saldrán en las cuentas públicas y las auditorías que se ordenen realizar a la administración municipal, que también salpicarán a la actual oficial mayor del ayuntamiento de Colima, Susana Martínez Briceño.
También sería bueno que incluyeran en las investigaciones el actuar del tesorero municipal Héctor Manuel Peregrina Sánchez, también ex funcionario de la desastrosa administración de Ignacio Peralta y mañoso en el manejo de las finanzas públicas.
Carlos Noriega no necesita los 200 mil pesos que puede cobrar los últimos dos meses de la Legislatura; lo que él requiere es fuero para negociar en igualdad de circunstancias no caer en la cárcel él y su esposa, así como su cómplice de corruptelas, Susana Martínez.
Pero al menos, como justicia divina, está padeciendo lo que cientos de miles de trabajadores pasaron durante la crisis financiera en el último semestre de la administración de José Ignacio Peralta Sánchez.
La justicia es, en muchos casos, poética.