POR Jorge Octavio González
Es clásico en los políticos decir que no invierten en obras que no se ven porque no generan votos.
Todo lo que tiene que ver con el subsuelo, con las alcantarillas, con los colectores pluviales, con las tuberías, entre otras, no tienen la misma importancia que una obra de relumbrón y que se puede ver todos los días por la gente.
Esto viene a colación porque, en las lluvias del pasado lunes, los gobiernos municipales fueron sujetos de cuestionamientos por parte de la gente por las inundaciones de las principales vialidades y calles de la zona conurbada.
Pero en esta ocasión se notó quién sí se ha preocupado por invertir en obras que no se ven, pero que sirven y son funcionales, y quién no.
En Villa de Álvarez, ciertamente, hay vialidades que generaron congestionamientos por las lluvias; sin embargo, reconocieron los trabajos en la glorieta de Los Perritos, en el tercer anillo periférico, donde año con año las inundaciones ocasionaban accidentes y daños a los vehículos.
También es de hacer notar que la presidenta Tey Gutiérrez salió a campo a verificar que todo estuviera en orden en las calles del Municipio; donde hubo daños y peticiones de la gente, dio las instrucciones para que se atendiera de inmediato.
Caso contrario fue la presidenta municipal de Colima, Margarita Moreno.
A diferencia de otros años, cuando todavía no se llevaba la desagradable sorpresa de ser repudiada en las urnas por los colimenses, la alcaldesa salía a las calles con su chaleco naranja a hacer una inspección en las vialidades y en los puentes de la ciudad, todo con la finalidad de ver el alcance de los daños.
No podían faltar las fotografías que se enviaban a los medios de comunicación para el lucimiento de la presidenta municipal, que sólo observaba los grandes daños a la infraestructura, pero nunca dio a conocer ningún plan de gobierno para solucionar el problema de fondo.
Ahora, después de la estrepitosa derrota que sufrió el pasado 2 de junio, que la llevó hasta un lejano y humillante tercer lugar, Margarita Moreno se olvidó de salir a las calles para hacer un trabajo de campo que le permitiera ver los daños causados por las inundaciones.
Ya ni siquiera tiene dinero para planear alguna obra que al menos reduzca los daños que ocasionan las lluvias en la zona centro de la ciudad.
Bastaron unos minutos de lluvia intensa para que todo el centro de la capital colimense se inundara; los puentes llegaron al tope y los carros quedaron varados y dañados por el agua que entró a los motores; mucha gente estuvo en peligro por la irresponsabilidad del ayuntamiento de Colima.
Pero si nos vamos a otras colonias y calles del Municipio, podemos ver que en La Albarrada, por ejemplo, un árbol muy grande cayó en medio de la calle Coronel Francisco Iniestra, obstruyendo el paso vehicular por esa calle.
Afortunadamente no cayó en ningún carro ni muchos menos en alguna persona.
Y lo peor es que el árbol, después de 24 horas de las lluvias, seguía en el mismo lugar, sin que la autoridad municipal o Protección Civil del ayuntamiento de Colima acudiera para retirarlo.
Árboles por toda la Avenida 20 de noviembre caídos era el paisaje que todos podíamos ver al transitar por ahí; el puente que está casi al llegar al Rey Colimán se desbordó y fue imposible el acceso por ese lugar.
No se diga los baches que se generaron: la misma Avenida 20 de noviembre parecía una zona de guerra, sin que la Dirección de Obras Públicas enviara una cuadrilla para tapar aunque sea con arena esos cráteres que semejaban bombardeos de Afganistán o Pakistán.
Y así la Avenida de Los Maestros, la Felipe Sevilla del Río, la Camino Real, la Avenida Insurgentes, la Gonzalo de Sandoval, la Avenida Niños Héroes, la Calzada Galván, la Pino Suárez, entre muchas más que están de pena ajena.
Ese es el Municipio que heredará Margarita Moreno a partir del 16 de octubre de este 2024.
Qué vergüenza.