Por dignidad, Margarita debe declinar regiduría

POR Jorge Octavio González

A Margarita Moreno le sucedió lo que a Mario Anguiano Moreno: con tal de llegar a la presidencia municipal de Colima se alió con impresentables que, al final de camino, la utilizaron para hacer negocios al amparo del poder y hundir a la administración.

Ahora se llama a sorprendida, cuando lo cierto es que tuvo que ceder a las cuotas que le impusieron los grupos de poder del PRI y el PAN y el corruptazo de su esposo, Carlos Arturo Noriega García.

En breve hablaremos de las imposiciones del Revolucionario Institucional y Acción Nacional; por ahora nos enfocaremos en los recomendados del ex secretario de Planeación y Finanzas del gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez, como el mamonazo Carlos Antonio Cárdenas Roque, un sujeto ruin y perverso que ha traicionado a todos los que le han tendido la mano.

El tal Roque, sin embargo, se encargó de sacarle el mayor provecho posible al cargo que le consiguió su cómplice del saqueo a las arcas en la pasada administración y fue capaz de volver a traicionar con tal de obtener la candidatura del PRI a la diputación local por el Distrito II, que al final perdió por inepto.

Cargos menores que estaban amarrados con el sindicato de Héctor Arturo León Alam fueron obstaculizados por Margarita Moreno y su equipo cercano y los dejaron sin trabajar y sin sustento para sus familias por alrededor de 3 meses. Un acto miserable, por supuesto.

Otra funcionaria de la gestión de Carlos Noriega en la Secretaría de Planeación y Finanzas, que se desempeñó como coordinadora general administrativa, es Nancy Susana Martínez Briceño, actual oficial mayor del ayuntamiento de Colima y nada más y nada menos que suplente de Margarita Moreno en la pasada elección.

Esto significa que, de llegar a faltar por alguna razón Margarita Moreno, la señora Martínez Briceño se convertiría en la presidenta municipal de Colima.

Y aunque la trató de vender como una funcionaria de excepción, Itzel Luna Corral dejó mucho que desea a su paso por la Dirección de Servicios Públicos Municipales, sobre todo porque la gran mayoría de los que están en esa dependencia son trabajadores sindicalizados.

Llegó a ser la sustituta de Margarita Moreno cuando la tumbaron de la candidatura a la alcaldía por las irregularidades que denunciaron el PRI y el PAN ante las autoridades electorales.

Margarita Moreno llegó a estar en los cuernos de la luna con la excelente aprobación que tenía entre los colimenses y la hazaña de haber sido la primera mujer en ganar la presidencia municipal de Colima; todo ese capital político lo desperdició por una serie de errores que se fueron desencadenando uno tras otro hasta terminar en un humillante tercer lugar en la contienda electoral.

Ella, desde el principio, sabía de la calaña de sujetos con los que se alió; al final creyó que podría deslindarse de ellos y continuar su camino, sin tener en cuenta que cada uno de sus errores iban a ser señalados por sus antiguos promotores.

Denunció violencia de género de ex gobernadores y del septuagenario Arnoldo Ochoa González, pero jamás presentó las denuncias correspondientes para que se castigara tal acción.

A ella, sin embargo, sí la denunciaron los abogados del PRI y el PAN: por falsificar una renuncia al PRI que nunca quedó demostrada y por mentir ante la autoridad electoral diciendo que su domicilio estaba en Colima cuando su casa está en Villa de Álvarez.

El de falsificación de la renuncia está presentada en la Fiscalía General del Estado de Colima, que la llamó a comparecer para determinar si incurrió o no en el delito; sin embargo, cuando sucedió eso lo que hizo Margarita Moreno fue victimizarse y decirse perseguida política, cuando la autoridad sólo la estaba llamando por una denuncia que interpusieron sus ex aliados de partido.

Si Margarita Moreno tiene dignidad, algo que su esposo Carlos Noriega no tiene, debería rechazar la regiduría que alcanzó para no ser sometida a constantes señalamientos que seguramente le harán durante la administración que está por comenzar, en especial cuando se hable del desvío de recursos y las denuncias que el sindicato interpuso por el despido de trabajadores de base.

Margarita Moreno se quedó sola.

Pero eso fue consecuencia de sus propios delirios de grandeza y el enorme ego que la enloqueció.