POR Jorge Octavio González
Para todos quedó claro que donde hubo más irregularidades y trampas fue en las elecciones para presidente municipal de Colima y la diputación local del Distrito VII.
El propio Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, líder moral y espiritual de MORENA en la entidad, así lo dio a conocer; incluso habló de la posibilidad de impugnar los resultados para ver si se anulan o se revierten.
Riult Rivera, candidato del PRI y el PAN a la presidencia municipal de Colima, fue el más tramposo, cínico, soberbio y mitómano durante toda la campaña electoral; se la pasó impugnado a las candidatas mujeres para sacarlas de la competencia, cuando él, en el fondo, golpeaba a su ex mujer y dejaba de proveer alimentos a sus hijos.
En la Fiscalía General del Estado de Colima y en el Poder Judicial de Aguascalientes fue denunciado por violencia intrafamiliar y deudor alimentario, respetivamente, mintiendo descaradamente a las autoridades electorales para ser candidato.
Si a ello se suma la compra descarada de votos y la coacción de los sindicatos para votar por Riult Rivera, amén de la basificación de 200 trabajadores del ayuntamiento de Colima ante la presencia del candidato prianista y la peor presidenta municipal interina que haya tenido la capital, Patricia de la Madrid Andrade, hay elementos suficientes para anular la elección.
En el caso de Sofía Peralta Ferro sucede algo parecido: ella gastó cientos de miles de pesos en su imagen para darse a conocer ante la sociedad villalvarense y recibió todo el respaldo de su papá Pedro Peralta Rivas, que ordenó a su empleada Julia Jiménez que la impusiera como candidata en el Distrito VII local a cambio de colocarse en la lista de diputados federales por la vía plurinominal.
A su vez también colocó a su compadre (o comadre) Jesús Alberto Partida Valencia en el primer lugar de la lista de diputados locales por la vía de representación proporcional como parte de la diversidad sexual, cuando en los hechos no hay una sola evidencia que demuestre activismo o apoyo a la comunidad LGBT+.
La diferencia entre Sofía Peralta Ferro y Karely Vázquez Solórzano es de apenas 242 votos. Pedro Peralta, como el buen padre que es, tiene la capacidad de comprar al menos 500 sufragios para favorecer a su hija; si se demostrara eso, el resultado se revertiría y la ganadora sería la morenista Vázquez Solórzano.
Bien que una voz acreditada dentro de MORENA, como Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, tenga la humildad de reconocer los resultados donde perdieron, pero también el derecho que tienen de impugnar donde los resultados hayan sido cerrados o se haya visto una escandalosa operación del viejo PRI para la compra y coacción del voto.
Son dos, por lo pronto, las elecciones que tienen posibilidades de impugnarse: la presidencia municipal de Colima y la diputación local por el Distrito VII, de Villa de Álvarez.
Quienes ya se hacen en el ayuntamiento de Colima, sobre todo los mercenarios a sueldo que se dedicaron a difamar a las dos candidatas mujeres por órdenes del misógino y cobarde golpeador de mujeres Riult Rivera, deberán ponerse a rezar para que las autoridades federales ratifiquen su cuestionado triunfo y dejarse de criticar a quienes impugnaron la elección porque tienen todo el derecho de hacerlo por ley.