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POR PXPress

El vocero se aleja de la gobernadora sin creer lo que le dijo previamente; ella sigue su discurso, molesta

UNA PRUEBA DE QUE INDIRA VIZCAÍNO NO sabe qué hacer ante situaciones de crisis y que no puede controlar es lo sucedido con la exhibición del aumento deshonesto de sueldos de los funcionarios de primer y segundo nivel del gobierno del Estado: prefiere evadir los cuestionamientos directos de la prensa y envía a sus esbirros a que den la cara por algo que ella claramente acordó y avaló. En la conferencia Diálogos por la Transformación, en donde una vez más se vislumbró la cerrazón de la mandataria, con una sola pregunta sobre el tema sin derecho de réplica ni de contra réplica, Indira Vizcaíno optó por desentenderse del tema que llevaba días sin responder y le dejó la responsabilidad al subsecretario de Administración, Víctor Torrero Enríquez. Pero antes de tomar la palabra, el vocero y jefe de asesores del gobierno del Estado, Miguel Ángel Vargas Vaca, se acercó al atril, con las manos cubriendo su cara, como avergonzado, nervioso, intentando decirle algo a la gobernadora; cuando ella se acercó y lo escuchó, su rostro se endureció, le retiró la mirada y continuó hablando con el gesto de molestia. Vargas Vaca se quedó parado un rato, como sorprendido de la respuesta de la mandataria; continuó con las manos en su rostro, dirigió la mirada hacia los reporteros y apresuró el paso para salir de escena. Todavía no estaba preparada la respuesta del funcionario estatal. ¡Necesitaban más tiempo! ¡Más tiempo! Indira Vizcaíno, igual que como lo hizo en la masacre del CERESO de Colima, cuando ante la pregunta sobre el hecho simplemente dio un paso atrás y el torpe secretario de seguridad tuvo que responder, así reaccionó cuando le hicieron la pregunta a ella: se bajó del atril y esperó a que Torrero Enríquez respondiera. El subsecretario de Administración, sombrío como su personalidad, nunca disimuló la molestia que le causó tener que aclarar algo que ya tenía tres meses sucediendo. Tras recurrir a la perorata manida de los funcionarios de la era neoliberal, que todo se robaban y nunca hacían nada por el pueblo, Víctor Torrero en ningún momento reconoció el aumento en los sueldos; para él fue simple y sencillamente un “ajuste justo” en las percepciones de los funcionarios. Y la justificación para que la gobernadora ganara 94 mil 283 pesos fue de lo más burda: que ella, aun así, gana menos que el rector de la Universidad de Colima y los diputados del Congreso del Estado. ¿Y? Al margen de que cada entidad tendrá que justificar los sueldos de sus cabezas y su personal, lo indignante para la sociedad colimense es el discurso recurrente de MORENA: que son honestos y que no luchan por cargos sino por ideales. Y que, si bien el argumento para no otorgar más del 3% de incremento al salario de los trabajadores sindicalizados es la falta de recursos, con el aumento en las percepciones de los funcionarios de primer y segundo nivel del gobierno del Estado se demostraba que mentían descaradamente. Tan sí hay dinero que los aumentos en los funcionarios más allegados a la gobernadora oscilaban entre el 25 y el 65 por ciento. Lo que más encendió los ánimos, sobre todo en los trabajadores sindicalizados, fue lo que a título personal dijo el subsecretario de Administración sobre Martín Flores Castañeda: que no tenía autoridad moral para hacer cuestionamientos de ningún tipo; que no ha tenido “conductas correctas” en su paso por la función pública; que nada dijo sobre el boquete de mil millones de pesos en Pensiones, pero que ahora sí anda muy exigente, y que ha aprobado deudas ilegales que han perjudicado al pueblo. A la mañana siguiente, sin embargo, todo cambió: el secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado de Colima (STSGE) anunció que hacía una tregua con el gobierno del Estado y que, en tanto esté el proceso para la renovación de la dirigencia sindical, no habrá confrontación con la autoridad estatal ni se hablará del incremento salarial para los trabajadores. La gobernadora Indira Vizcaíno, por su parte, salió a la opinión pública en un video en donde reconoció que sí se realizaron los incrementos en los salarios a los funcionarios de primer y segundo nivel, pero que, luego de escuchar la voz del pueblo, decidió dar marcha atrás a la medida y que, en lo que respecta a su persona, regresaría la diferencia de lo que percibió los últimos tres meses a las arcas públicas, con el objetivo de que se destine a los policías que día a día ponen en riesgo su vida para proteger a los colimenses. Demoledor el argumento de la gobernadora para dar revés a los aumentos: “La visión con la que las áreas de finanzas realizaron los incrementos salariales fueron de carácter administrativo y técnico, pero no fueron realizadas con una perspectiva humana y sensible y acorde al movimiento del que venimos”. Si el secretario general Martín Flores anunció una tregua con el gobierno del Estado y la mandataria estatal reconoció el error en los aumentos y culpó a las áreas de finanzas de no haber actuado con perspectiva humana y sensible, lo que veremos a continuación tendría que ser el cese fulminante del subsecretario de Administración, Víctor Torrero Enríquez, quien ya no es un interlocutor válido y confiable con la clase trabajadora, sobre todo después de lanzar ataques personales al dirigente sindical y justificar los aumentos de los funcionarios argumentando que el comité directivo del STSGE recibe más millones de pesos que todo el gabinete estatal. ¿Ese habrá sido el acuerdo entre Martín Flores e Indira Vizcaíno en la reunión que sostuvieron en Casa de Gobierno el viernes? ¿La cabeza de Víctor Torrero? Lo veremos en la semana.

SI LO QUE QUISIERON DEMOSTRAR en la visita de Claudia Sheinbaum a Colima era la unidad en MORENA, como ella mismo lo dijo en algunas entrevistas que dio a los medios, con los reclamos de la presidenta municipal de Manzanillo, Griselda Martínez Martínez, se vino abajo el discurso. Resulta que la alcaldesa posteó que se enteró de la visita de la jefa de gobierno de la CdMx por redes sociales; de igual manera dijo que de última hora se había enterado que iba a Manzanillo por la tarde. Y aunque dijo que la corcholata de López Obrador no vino en su calidad de jefa de gobierno ni como representante de MORENA, la anfitriona decidió a quién sí invitar y a quién no. Indira Vizcaíno, la anfitriona, determinó que Griselda Martínez NO debía estar en ninguno de los actos ni reuniones en Colima y Manzanillo. Bonita unidad en MORENA.

OPORTUNISTA SE VIO LA SENADORA Gabriela Benavides Cobos en la visita de Claudia Sheinbuam a Colima y Manzanillo. La ex alcaldesa de Manzanillo acudió al evento de la precandidata de MORENA a la presidencia de la República y se esmeró por acercarse a ella y tomarse unas fotos. De inmediato sus paleros en redes sociales interpretaron lo que ella les ordenó: que habrá una alianza entre Movimiento de Regeneración Nacional y el Partido Verde para el 2024, lo que pasa por darle a Benavides Cobos la candidatura a la presidencia municipal de Manzanillo o de perdida la candidatura a la diputación federal por el primer distrito. Al margen de que la alcaldía del puerto está apartada por Indira Vizcaíno para su íntima Rosy Bayardo y Griselda Martínez la quiere para uno de los suyos, no se ve por dónde la verde pueda hacerse de la candidatura a la presidencia. Ni siquiera a la diputación federal. Pero en fin: ella está muy contenta porque al menos sus paleros ya la pusieron en la pelea y como aliada de MORENA en los próximos comicios, así como en la elección pasada era la aliada del PRI y el PAN y ganó la senaduría por la Alianza por México.

LA QUE DE PLANO NO TIENE VERGÜENZA es Viridiana Valencia Vargas. Como no tiene carisma, es una berrinchuda y cae mal a todo aquél que la conoce por primear vez, utiliza a su hijo recién nacido para generar empatía entre la sociedad. Ella puede dejarlo con su familia o pagar para que se lo cuiden; sin embargo, prefiere llevarlo a todos lados para que la gente crea que sí es buena persona. Los que la conocen, sin embargo, saben que no lo es; incluso saben de la calidad moral tan baja y de valores que tiene. Es miserable, pues, que utilice a su hijo para generar la simpatía que por sí sola no tiene.