POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Hoy es, por fin, el último día de clases; el fin de semana es el Domingo de Ramos y al día siguiente comienza la Semana Santa y después la de Pascua.
¿Por qué es buena noticia? Porque la mayoría de la gente se irá de vacaciones y se desconectará del mundo cibernético; de igual manera se olvidará que estamos en plena campaña electoral para los cargos federales.
Los políticos, sobre todo los de Colima, tendrán que ingeniárselas para mantener su campaña; de lo contrario pasarán al olvido y de nada habrá servido toda la inversión que han hecho en medios y en redes sociales.
Cuando concluyan las vacaciones, en la entidad ya habrá competencia por los cargos locales: desde las diez presidencias municipales hasta las 25 curules en el Congreso del Estado.
Por fin sabremos si Margarita Moreno y Viridiana Valencia podrán competir por la alcaldía de Colima o las autoridades electorales, por consigan de quienes aún dominan las instituciones en Colima, logran descarrilarlas para darle vida artificial a Riult Rivera.
Negarles el registro a dos mujeres sería una canallada y un mal precedente; lo que procede es que todos los que quieran competir lo hagan y que sea la sociedad colimense la que decida a quién quiere como presidenta municipal de Colima.
¿O a poco el panista les tiene miedo? Para él, sin embargo, sería hasta humillante tener ventaja en el proceso electoral sólo porque a dos de las competidoras más fuertes las sacaron a la mala de la contienda.
Riult Rivera tendría más honorabilidad si pierde la elección con todas las competidoras en la boleta que si llega a regidor perdiendo con Gaby Rodríguez o Magda Ureña; como sea el actual diputado federal será regidor en el periodo 2024-2027.
Pero si algo no conoce Riult Rivera es la honorabilidad y la dignidad.
El Verde Ecologista dio a conocer que su propuesta para la diputación local por el Distrito I es José Manuel Romero Coello, el que decía tener los colores del PRI tatuados en el pecho.
Al actual regidor del ayuntamiento de Colima, por cierto, lo esperan los defraudados por ese esquema que tanto promovía de la empresa Xifra. Y también el señor Mario Salas para justar cuentas pendientes.
Los cargos federales que falta analizar en esta columna son los concernientes a la diputación federal por el Distrito II.
Gricelda Valencia de la Mora, de la coalición Seguimos Haciendo Historia, es la más aventajada porque es senadora de la República desde el 2018; pese a que nunca se paró a Colima ni vio por los colimenses, votó a favor de las iniciativas del presidente Andrés Manuel López Obrador, aun las más dañinas y regresivas.
Por Fuerza y Corazón por México compite Nazario Rodríguez Guerra, el papayero millonario que reconoce no ser político y no saber cómo legislar, pero que, de cualquier manera, quiere ser diputado en el Congreso de la Unión para ver qué se le ocurre.
No tiene, por supuesto, propuestas viables; sólo quiere ser un representante de los productores y campesinos en la Cámara de Diputados.
Y espera, por supuesto, recuperar la inversión de haber comprado la candidatura a Arnoldo Ochoa González, ávido de dinero por los laudos que perdió ante las autoridades laborales que le exigen al septuagenario pagar los salarios caídos de los priístas a los que desechó como trapos sucios.
Movimiento Ciudadano, que dice ser “la nueva política”, tiene como su candidata a la diputación federal a Daniela Muñiz. ¿? Lo nuevo es literal: nadie la conoce.
Pero tiene la oportunidad, junto con Romelia Serrano, que es la candidata a la diputación federal por el Distrito II, de darse a conocer ante el electorado para que, dentro de otros tres años, regrese a pedir el voto con más experiencia y propuestas viables a favor de la sociedad colimense.