POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Algún día, cuando alguno de los involucrados se atreva a romper el pacto, sabremos qué fue lo que verdaderamente sucedió cuando Porfirio Muñoz Ledo, alcoholizado hasta las chanclas, preguntó a los jóvenes que estaban con él quién quería ser el próximo diputado federal.
El primero en saltar de su asiento fue, ni más ni menos, el ex rector de la Universidad de Colima y ex gobernador de Colima; los demás se sorprendieron de la rapidez con la que reaccionó, pero no resintieron perder el asiento en el Congreso de la Unión porque tendrían cargos públicos para consolidar y fortalecer el incipiente Grupo Universidad
Uno de los testigos era Arnoldo Ochoa González.
Y así era como se obtenían las candidaturas: en las borracheras y en los pleitos de cantina.
El propio Fernando Moreno Peña, en uno de los programas que financia en internet, dijo claramente que los partidos no buscan a los ciudadanos para que sean sus candidatos, sino que los aspirantes son los que buscan a los partidos para tener una candidatura.
En su lógica, pues, resulta poco creíble que Lizzie Moreno Ceballos haya recibido el ofrecimiento de Alejandro Moreno Cárdenas de tener el lugar 8 en la lista de diputados plurinominales por la Quinta Circunscripción, y que, minutos después, le haya dicho que rechazaba el dulce envenenado porque su compromiso era con su gente de Cuauhtémoc y Colima.
Alguien, pues, cabildeó esa posición. Y si no fue ella, ya sabemos quién.
Su fugaz candidatura tuvo mucho de fondo.
La lista de los beneficiarios de diputaciones y senadurías plurinominales comenzó a circular por la mañana y así fue como todos nos enteramos que Lizzie Moreno iba en el lugar 8, por encima del propio Aurelio Nuño Mayer, ex jefe de la Oficina de la Presidencia y ex secretario de Educación del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Pero cuando pidió la entrevista a los medios de información, alrededor del mediodía, explicó que en la madrugada del jueves Alito Moreno le había hablado por teléfono para informarle que habían decidido darle la diputación plurinominal.
Si el dirigente del PRI fue informado de la declinación de Lizzie Moreno por la madrugada, no se entiende, por ejemplo, por qué las listas circularon por la mañana con el nombre de la diputada local en el lugar número 8.
Algo no cuadra, ¿verdad?
Lo cierto, sin embargo, es que la noticia fue severamente cuestionada por los políticos y la sociedad en general a través de redes sociales.
Jorge Álvarez Máynez, candidato a la presidencia por Movimiento Ciudadano, dijo: “Las listas plurinominales del PRI y el PAN los exhibe de cuerpo entero: No hay ciudadanos. No hay sociedad civil. No hay jóvenes. Son la vieja política. Y van por eso: por su hueso y por su fuero. La presidencia ya la dieron por perdida. Ellos ganan perdiendo”.
Contundente: el golpe fue duro y directo a los beneficiarios de las plurinominales, desde los dirigentes de los tres partidos, corruptos que requieren fuero y, sobre todo, hijos e hijas de ex gobernadores.
En el paquete entró Lizzie Moreno Ceballos: por más que presuma trabajo en el Congreso del Estado y trayectoria propia, afuera todos interpretaron que obtuvo la pluri por ser hija de un ex gobernador del PRI. Nada más.
¿Quién querría, si en realidad desea hacer carrera política sin el estigma de la deshonestidad y el influyentismo, aparecer en una la lista junto con Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés, Jesús Zambrano y Rubén Moreira?
Ahí estaba, mimetizada, Lizzie Moreno Ceballos; independientemente de que no sea como ellos o no quiera parecerse a ellos.
Acertada decisión, sin embargo, declinar la diputación plurinominal para desactivar los ataques que ya estaban preparándose para filtrarse en la campaña; prefirió la relección en el distrito VI por la vía de mayoría relativa, algo que debe reconocérsele pese a haber tenido la misma oportunidad que le dieron a su padre en su momento, con la diferencia de que aquél sí aceptó gustoso competir, a sabiendas de que cualquiera que fuera postulado por las siglas del Revolucionario Institucional ganaba sin problema alguno.
Su decisión, desde ya, la diferenció de su padre.
Eso habla bien de ella.