POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Si te beneficiaste con la estructura y los recursos de un partido y después descalificas a sus dirigentes y miembros distinguidos acusándolos de tener nexos con el crimen organizado, todo esto sin prueba alguna, es más que normal que haya consecuencias negativas.
Eso le pasó a Griselda Martínez Martínez: con dinero del organismo electoral y con la sospecha de dinero sucio, como ahora se dio a conocer en la investigación de Código Magenta sobre la red de corrupción de Sergio Carmona El Rey del huachicol, que llegó a los candidatos de MORENA en toda la franja del Pacífico en el 2021, ella ganó la presidencia municipal de Manzanillo en dos ocasiones.
Que ahora venga a darse golpes de pecho y a señalar con el dedo flamígero a sus compañeros de partido de recibir millones de pesos de empresarios que lavan dinero a cárteles de la droga no es más que una estrategia de la edil para hacerse pasar como víctima del sistema ante su incapacidad de mantener su palabra y no figurar en las encuestas.
Y es que, aunque Mario Delgado Carrillo la metió a las mediciones del proceso interno, lo cierto es que Griselda Martínez no tiene los números necesarios como para ser la candidata al Senado de la República; su pésimo trabajo al frente de la presidencia municipal de Manzanillo y su rijosidad para gobernar y pelearse con todos los sectores productivos no le ayudaron en nada.
Griselda Martínez se dice víctima de censura y de persecución por señalar sin fundamento a miembros de MORENA en Colima y en la Ciudad de México de tener ligas con integrantes del crimen organizado; incluso fue más allá y afirmó que la mandataria estatal le ha llevado a Claudia Sheinbaum gente de la delincuencia organizada, sin aportar más prueba que su palabra.
A Rubén Álamo, empresario de la construcción en Manzanillo, lo acusó de lavar dinero para el Cártel de Sinaloa; al propio Virgilio Mendoza le endosó ser el cuñado de Nemesio Oseguera alias El Mencho. Muchos nombres, muchas acusaciones, cero pruebas.
Por desesperación, por miedo o por una combinación de ambas, Griselda Martínez puso en riesgo la vida de todas las personas que mencionó en la entrevista que dio a Ricardo Ravelo; lo que ella ignora es que también ella misma se pone de nuevo en el ojo del huracán por las temerarias acusaciones que hizo.
Si, de acuerdo a sus declaraciones, el Cártel de Sinaloa fue quien orquestó su atentado por tener la certeza de que la presidenta municipal lavaba dinero para el CJNG, todo esto incluido en el expediente que tenía Santiago Nieto en la Unidad de Inteligencia Financiera, qué le hace pensar que ahora, con estas acusaciones sin sentido, no va a haber reacción de los implicados en sus señalamientos.
Griselda Martínez Martínez ha quedado fuera de MORENA y perdió toda posibilidad de ser candidata a cualquier cargo de elección popular; lo mismo se extendió para su pupila Martha Zepeda del Toro, que ahora pelea con uñas y dientes el derecho de ser abanderada a la alcaldía de Manzanillo por la vía independiente.
La presidenta municipal debe saber que hay consecuencias que debe asumir por su irresponsabilidad; sus afirmaciones no son cualquier cosa y, sobre todo, no abonan a la democracia y a la unidad del partido, hoy más que nunca en entredicho por señalamientos sin sustento como los de la alcaldesa porteña.
Como todo dinosaurio herido de muerte, Griselda y Martha darán sus últimos coletazos desde la presidencia municipal, donde estarán echando mano de los recursos humanos y financieros para boicotear las candidaturas de MORENA en Manzanillo, sobre todo la alcaldía.