POR Jorge Octavio González
Los hechos están más que claros y no hay lugar a especulación: un señor de alrededor de 80 años de edad estaba sentado en la sala de espera de la clínica 1 del IMSS y ahí murió. Punto.
Antes de que se diera información de manera oficial, lo que sucedió después de varias horas del suceso, algunos empleados de la institución estuvieron dando todo tipo de versiones que en nada abonaba a la certidumbre.
Llegó el primer bosquejo oficial filtrado a través de uno de los medios afines al poder: señalaron que el adulto mayor que murió no estaba esperando consulta sino que era acompañante de un derechohabiente.
Después añadieron: “cuando se percataron de que algo sucedía, procedieron a revisarlo y ya no se le detectaron signos vitales por lo que se avisó a las autoridades ministeriales para el procedimiento correspondiente”.
Nadie aseguró, al menos en la nota que publicó PXPress, que el señor esperaba ser atendido; lo que se dijo es que murió en la sala de espera. Si era o no paciente eso es lo de menos; lo importante es que la persona murió justo en ese lugar, tal como se consignó en la nota.
Por otro lado, sin embargo, resulta aberrante que nadie se hubiera dado cuenta de que el señor estaba muerto; tanto personal que tienen y tan grande es el edificio que alberga la clínica número 1 del IMSS y resulta que nadie se percató que alguien estaba agonizando en sus instalaciones.
¿De qué sirven, entonces, esos buenos para nada elementos de seguridad, de una empresa corrupta llamada HIVICO, que nada más aparecen cuando van a intimidar, amenazar y a golpear a familiares de enfermos que claman ver a sus seres queridos? Exacto: de nada.
Dos horas más tarde publicaron un comunicado donde reconocen que el señor había fallecido en la sala de espera de la clínica y que su personal se dio cuenta, cuando lo revisaron, que ya estaba muerto.
Insistir en que el adulto mayor no esperaba ser atendido no justifica su negligencia y su pésimo actuar en el suceso; aunque no tuviera cita, si vieron que se estaba muriendo la obligación del personal del IMSS era atenderlo y hacer todo lo posible por salvarle la vida.
Es como si un sujeto llega a la clínica y se sienta en una de las bancas, pero en ese momento llega otro y le da un balazo. ¿Sólo porque no tenía cita van a dejarlo morir? Así de absurda es la justificación de los directivos de la clínica número 1 del IMSS ante este lamentable hecho.
Y por si esto no fuera suficiente, con el caso del señor muerto en sus propias instalaciones, ayer mismo se dio a conocer que una mujer iba a hacer una huelga de hambre a las afueras de la clínica del IMSS en Villa de Álvarez para ver si la atendían, pues llevaba dos años esperando cirugía cervical y sólo la estaban reprograme y reprograme.
La señora colgó algunas cartulinas en diversos puntos de la calle de la clínica para advertir lo que estaba por hacer, haciendo un atento llamado al director del IMSS para que conozca de su caso y haga algo al respecto.
A la huelga de hambre, de acuerdo a la mujer, la acompañará su esposo y sus dos hijos.
Criminal, por decir lo menos, el actuar de directivos y personal médico de la clínica 1 del IMSS en Villa de Álvarez; esperemos que estos dos casos sean atendidos por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima y se sancione a quien resulte responsable por tan lamentables hechos.