POR Jorge Octavio González
Al rector Christian Torres Ortiz Zermeño se la ha visto en todos los medios de comunicación que tiene a su servicio dando declaraciones sobre todos los temas que se le ocurren.
Lo de menos es emitir un mensaje o una narrativa acorde a los intereses de la Universidad de Colima; lo que en realidad parece interesarle a este personaje es salir lo más posible en los reflectores de las pantallas de televisión y micrófonos de radio.
Para dar la impresión de que sí están trabajando, el rector acudió a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara a refrendar la vieja práctica de subsidiar escritores que tienen más de 20 años viviendo de las becas y aviadurías de la casa de estudios.
Christian Torres Ortiz fue a rendirle pleitesía al mismo que han financiado a saciar los últimos mandamases de la U de C.
Lamentable, pues, para alguien que no fue electo por la cofradía del Grupo Universidad que han venido saqueando las finanzas de la institución desde hace más de 50 años.
Pese a tener a todos los medios de comunicación a su disposición, su mensaje no penetra en la sociedad colimense; apenas en la comunidad universitaria se replica en los altavoces que hay en los edificios del campus, que asemejan al libro del Gran Hermano de George Orwell.
En eso, sin embargo, sí se parece a sus antecesores, que disponían de todos los medios a su alcance para emitir sus mensajes a los universitarios.
En el mundo de temas que están siendo discutidos y analizados en Colima y en México, el rector de la Universidad de Colima no ha sido capaz de fortalecer la propuesta del subsidio que recibe del gobierno del Estado, corroborando la versión de que no es autónomo sino un empleado más de la mandataria estatal.
Si en el sexenio pasado, por el impago que dejó a Colima en una situación de crisis, Christian Torres Ortiz alzó la voz y se desgarró las vestiduras para exigir el recurso a la Universidad e interpuso denuncias ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción y el Órgano Superior de Auditoría y Fiscalización Gubernamental, Osafig, ahora deja que el presupuesto se lo diseñen desde Casa de Gobierno.
Y aquí el único culpable es el rector de la Universidad de Colima, incapaz de hacer valer su autoridad como el líder máximo de la casa de estudios colimense.
Eso sí: en la marcha por el aniversario de la U de C y el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima salieron a decir que la institución se respeta y que nadie les debe decir lo que tienen que hacer.
Por su cobardía, falta de carácter y de un proyecto educativo viable, es muy probable que Christian Torres Ortiz Zermeño sea el único rector en décadas que no logre reelegirse.
También cuenta la opinión de la gobernadora, que es la decidirá la suerte del rector y ver a dónde le conviene que se vaya, o si de plano lo manda al basurero político si ya no le es funcional.
Triste final para un rector que hizo todo lo imposible para dirigir a la Universidad de Colima desde hace 10 años, pero que, por acuerdos cupulares, se lo impidieron, dándole como premio de consolación ser secretario general de la U de C.