POR Jorge Octavio González
Si los presidentes municipales, diputados locales y federales tienen la posibilidad de reelegirse en el 2024, cuál es la necesidad de estar pretendiendo la posición de alguien más que tiene asegurado su triunfo.
En Colima sucede lo que pasa a nivel nacional: como los tres partidos que conforman el Frente Amplio por México determinaron que Santiago Taboada fuera el candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, el priísta Adrián Ruvalcaba enfureció y comenzó a amenazar con que los diputados afines a su causa votarían por la ratificación de Ernestina Godoy como fiscal de justicia de la CdMx.
Una andanada de cuestionamientos recibió el alcalde de Cuajimalpa con justa razón: como no fue designado abanderado a la Ciudad de México, de un día para otro decidió que era buena idea ratificar como fiscal a una funcionaria que ha perseguido a la oposición con expedientes inventados y que recientemente fue exhibida por The New York Times por espiar a la oposición y a miembros de MORENA con solicitudes de información de números telefónicos a Telcel.
A él se sumó Sandra Cuevas, alcaldesa de Cuauhtémoc, quien también salió a decir una serie de calumnias en contra de los dirigentes de los tres partidos de la Alianza y, con su aire autoritario, aseguró que no permitirá que en su demarcación hagan proselitismo los partidos políticos. Así de enfermiza la señora.
A tiempo, pues, se dieron a conocer Adrián Ruvalcaba y Sandra Cuevas, porque dentro de la Alianza habrían hecho más daño.
En Colima las cosas no son muy diferentes: hay quienes están amenazando con salirse del partido o ser candidatos por otras siglas si no les dan la posición que ellos quieren; el pretexto es que salen arriba en las encuestas y que por paridad de género les toca.
Nuestro Adrián Ruvalcaba colimense, por ejemplo, nunca cumplió con los compromisos que hizo con gente que le ayudó; prefirió hacerse el tonto y argumentar que no estaba en Colima con tal de no asumir su responsabilidad.
Si ese sujeto no cumplió con quienes le ayudaron, cómo espera que confíe la gente en él.
El problema, en el fondo, es que el tipo es alentado por unos cuantos aduladores que le metieron en la cabeza que tiene posibilidades de ganar la elección en una presidencia municipal; la cuestión es que si se logra imponer esa posición se pierde y la asume MORENA.
Debería concentrase en relegirse y no en andar queriendo la posición que ya trae alguien más con reales posibilidades de ganar.
La otra es la diputada de la Alianza que, como se dijo en ORDEN POLÍTICO, pidió ser encuestada por MORENA para la presidencia municipal de Colima, todo con la finalidad de chantajear con que si no le dan la posición que ella quiere se iría de abanderada del partido guinda.
Lo que no dijo la legisladora es que en la misma encuesta de MORENA sale muy por debajo de las otras aspirantes, por lo que no sería rentable que la impusieran para dividir el voto opositor.
Cierto es que, cuando fueron descubiertos en su intentona, en un programa de internet se deslindaron de la encuesta de Movimiento de Regeneración Nacional y dijeron que no se iban del partido por nada del mundo.
Pues eso mismo es lo que decían Sandra Cuevas y Adrián Ruvalcaba…y ya ven.
La rentabilidad, ciertamente, debe pesar a la hora de las definiciones; lo de género no tanto porque no es necesario que muevan a una mujer donde va hombre porque sí se puede.
Pero si van a comenzar con sus amenazas y chantajes lo único que van a lograr es darle al partido oficialista las posiciones que ahora tienen; después que no se quejen si los borran del mapa y ya no tienen posibilidades de competir en la Alianza por traidores.