POR José Luis Santana Ochoa
Con la pandeada que se ha dado Marcelo Ebrard Casaubón ante el dueño del Partido Movimiento de Regeneración Nacional y su virtual candidata presidencial, validó lo aquí publicado el 10 de septiembre de 2023 en el sentido de que, “por lo visto, a Marcelo Ebrard Casaubón, como al cantautor José Alfredo Jiménez Sandoval, nada le han enseñado las más de treinta años que lleva en la farándula política, pues redondo cayó en el error de creerle a su líder moral en turno, Andrés Manuel López Obrador, que en el proceso impositivo de Claudia Sheinbaum Pardo como Coordinadora Nacional de los Comités de la Defensa de la Cuarta Transformación tendría piso parejo, condiciones de equidad, las mismas oportunidades de recibir el bastón de mando que siempre tuvo heredera única”.
Hay que recordar que el carnal Marcelo fue la única de las cinco corcholatas perdedoras que se tomó en serio su participación en el circo cuatrero montado por el Mesías para legitimar la imposición de Claudia. Las restantes cuatro jugaron sus papeles de comparsas a sabiendas de que López Obrador “desde el principio”, como lo confesó con el mayor cinismo, la apoyó con todos los recursos a su alcance. Marcelo ejerció su derecho al pataleo, pero al final quedó como gallo chinampo.
En el mismo artículo de opinión titulado “Cándido Ebrard”, se dijo que él podría hacer de su futura vida política un papalote, pero que por lo pronto había quedado expuesto como mal perdedor en una contienda que nunca fue tal. Ingenuamente creyó que su largo amasiato con el tabasqueño y el servilismo que le acreditó durante los poco más de cuatro años que cobró como Secretario de Relaciones, le garantizarían un trato digno y equitativo como corcholata presidencial. No fue así y ahora por su error de cálculo pagará las consecuencias. ¡Y las está pagando junto a la gente que embarcó!
Este párrafo resultó profético: “Como no come lumbre, y trae tras él mucha gente que no aceptará quedarse sin comer con manteca durante todo un sexenio, el 2024/2030, Marcelo no tardará en superar su enojo para ponerse blandito y cooperando con la mujer que ya camina apoyada en el bastón de mando indígena. Ante la disyuntiva de cabrestear o ahorcarse, Ebrard Casaubón se avendrá a la santa voluntad del sumo sacerdote de la religión política 4teista. Al tiempo”. ¡Y se avino!
Bastó conque MORENA reconociera por escrito que en el proceso para designar a quien lo representaría en la boleta de la elección presidencial de 2024 ocurrieron “algunas prácticas indebidas, cometidas por militantes, contrarias a nuestros principios y normas estatutarias”, sin detallarlas, mucho menos señalar a los mapaches con sus nombres y apellidos como Vladimir Parra Barragán en Colima, por ejemplo, para que Marcelo se doblara sin hacer gestos.
Hasta ahí, todo bien, pero la puerca empezó a torcer el rabo cuando Marcelo exigió ser considerado con su grupo la segunda fuerza de la 4T con el 25% que alcanzó en la elección interna de MORENA, “si somos la segunda fuerza, debemos ser tratados como tales”, recibiendo de Sheinbaum Pardo, más rápido que inmediatamente, un sonoro y contundente “No puede ser ni la segunda ni la tercera ni la cuarta fuerza, porque Morena es una sola fuerza, entonces qué bueno que él decidió quedarse en Morena. Los estatutos de Morena prohíben la formación de corrientes que tanto daño les hacen a los partidos”, que le pegó de lleno entre ceja, jeta y oreja.
EL ACABO
Según las cuentas alegres que hace Marcelo, gracias al entendimiento a que llegó con MORENA, sus muchachos y muchachas van a ocupar “un lugar en el CEN de Morena, otro en la Comisión de Honestidad y Justicia, uno más en la Comisión de Encuestas, y espacios en las candidaturas.” ¡No pos’ sí!
Marcelo terminó valiendo la cuarta parte de la mitad de la mitad del peso que llegó a tener en su mejor momento, verdad de a kilo que sus seguidores como en Colima Gricelda Valencia De La Mora, Julio César Farías Ramos, Gustavo Gaytán Sandoval, y Rogelio Salinas Sánchez, entre otros, deben considerar al hacer sus cálculos.