POR Jorge Octavio González
Es una farsa que en la Universidad de Colima se atienda y castigue el acoso laboral y sexual contra las mujeres.
Ante las protestas y señalamientos de estudiantes que se han sentido amenazadas por maestros y autoridades de la institución, el rector Christian Torres Ortiz Zermeño, un sujeto endeble y totalmente entregado al gobierno del Estado, apenas si anunció unos cuantos despidos de personas que no tienen padrinos políticos que los defiendan.
Los peces gordos, los que realmente han acosado a estudiantes y a académicas de la U de C, siguen impunes y continúan con sus privilegios dentro de la casa de estudios, muchos de ellos con puestos de relevancia y a cargo de alumnas.
Hace semanas, sin embargo, se destapó un escándalo de acoso laboral y sexual en el Ballet Folklórico de la Universidad de Colima; como en toda mafia que se precie, desde Rectoría se obligó a los integrantes del Ballet y demás a que replicaran un comunicado en el que hablan maravillas del grupo y condenan los ataques hacia sus autoridades.
Cierto es que, desde hace muchos años, en la Universidad de Colima se reprime a quienes piensan diferente; no toleran que se discierne sobre temas inherentes a la institución y amenazan contantemente a los rebeldes con finalizar sus contratos.
Una mujer que perteneció al Ballet Folklórico, de nombre Alex Mac, ha dado puntual seguimiento a las atrocidades que se han generado dentro de ese grupo, narrando, por ejemplo, que ella levantó una queja contra su violentadora en la Unidad para la Atención a la Discriminación y a la Violencia de Género, en donde, según la exponente, “se pasaron el protocolo de nochecita porque ni la directora de esa oficina ni las tres integrantes del comité de ÉTICA (presuntas expertas) que resolvieron dicha queja llevaron a cabo las debidas diligencias”.
Y como desenlace obvio, añadió la joven, “resolvieron mi queja archivada de manera definitiva, dejando a una de las integrantes de su orgulloso Ballet en total estado de desprotección”.
Sus críticas, que son públicas en su cuenta de Facebook, han generado una serie de reacciones: mucha sororidad de parte de sus amigas y defensoras de las mujeres, pero una andanada de ataques y descalificaciones de funcionarios y personas afines a la Universidad de Colima, sobre todo de mujeres que normalizan el acoso y la discriminación porque ellas así ascendieron y gozan de privilegios a costa de ser pisoteadas en su dignidad.
En el gobierno más feminista de la historia de Colima, como tanto le gusta presumir a Indira Vizcaíno, no se meten con la Universidad de Colima porque ahora se sirven de ella, cuando apenas en la campaña electoral amenazaban con reformar la Ley Orgánica de la casa de estudios para desterrar las viejas prácticas de corrupción que han tenido a lo largo de los años.
Ahora que la mandataria estatal tiene de aliado al rector Torres Ortiz Zermeño, un sujeto que se cree con la capacidad de ser candidato a gobernador del Estado, el acoso laboral y sexual en contra de las mujeres no se persigue ni en la administración estatal ni en la institución educativa; tan sólo se avientan a los leones a unos cuantos maestros caídos en desgracia que tuvieron la mala fortuna de no tener conocidos en la política, como otros que han burlado la ley y siguen acosando y amenazando a mujeres que no se someten a sus deseos carnales.
Y si creen las mujeres de la Universidad de Coima que pueden confiar en la gobernadora Indira Vizcaíno y denunciar ante ella la serie de acosos que están sufriendo, nada más les adelantamos que Christian Torres Ortiz Zermeño competirá por algún cargo de elección popular siempre y cuando la mandataria así lo autorice.
Así es: el rector de la Universidad de Colima está al servicio de Indira Vizcaíno y MORENA.