POR Édgar Rodríguez H
Ni el testimonio público del ex funcionario morenista de la Comisión Estatal de Agua del inoperante gobierno estatal, César Guerra Ruelas; ni las grabaciones que registraron la voz del Subsecretario del Trabajo, Francisco Javier Pinto Torres, dándoles órdenes a nombre de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva a los integrantes del equipo de mapaches electorales que abandonaron sus labores en la administración estatal para irse hacia la conurbada ciudad de Guadalajara a promover la vida, obra y milagros de la corcholata Claudia Sheinbaum Pardo justo en los domicilios donde se levantarían las manipuladas encuestas que terminaron favoreciéndola con el Bastón de Mando, hasta ahora, no han merecido la atención de ninguna autoridad responsable de procurar y hacer justicia.
Hay que reconocer que al menos César Guerra Ruelas tuvo el valor suficiente para reconocer su participación en los excesos y abusos de poder de la líder de las Chicas Súper Poderosas, renunciar al cargo y difundir a través de los medios de comunicación como Latinus, entre otros, el sucio trabajo que su jefa le ordenó realizar en el vecino estado de Jalisco para trampear como sucedió, la aplicación de las dichosas encuestas. En cambio, Javier Pinto Torres, jefe de la operación, fiel a su tortuoso estilo, ha esquivado el bulto en lugar de enfrentar como hombre las consecuencias de su servilismo hacia los gobernadores Vizcaíno.
Desde el primer momento que Latinus difundió la operación Indirista para beneficiar directamente a su íntima corcholata Claudia Sheinbaum Pardo en las zonas distritales donde se tomarían los censos de preferencias electorales corcholatistas de los jaliscienses, Indira recurrió al recurso del que siempre echan mano el líder moral de la 4T y sus allegados: Negar todo aunque los cojan con las evidencias en las manos, hacerse víctimas de los perversos enemigos empeñados en que regrese la corrupción que no se ha ido, el neoliberalismo que sigue vivito y coleando, y las mismas transas de siempre que, corregidas y aumentadas, son santo y seña de los gobernadores morenos como Indira Vizcaíno Silva.
A pesar de que con su desaseada intervención mapache en el estado de Jalisco para ayudar a su corcholata Claudia Sheinbaum Pardo, dañó la de por sí desmejorada imagen de ésta, Indira Vizcaíno Silva tuvo el descaro, la desfachatez, de presentarse en el cursi acto de entrega del Bastón de Mando por parte de AMLO a Claudia Sheinbaum, sin importarle que la violencia desatada por la delincuencia organizada matara a más colimenses durante una más de sus múltiples ausencias del territorio que pésimamente gobierna.
La “gobernadora” Vizcaíno Silva, igual que su líder moral y toda la retahíla de funcionarios 4t con falta de capacidad, nunca asume la responsabilidad de nada. Su respuesta personal e institucional siempre es la misma: negar la existencia de los problemas de inseguridad, colapso de los servicios públicos de salud, corrupción, etc., minimizarlos y dejar correr el tiempo para que la gente se enfrié y a otra cosa o lo que sigue.
Indira y su grupo en el poder local, hasta ahora, han podido evadir a la justicia, pero serán castigados inmisericordemente en las urnas el domingo 2 de junio de 2024 a golpe de votos en contra de sus candidatos a cargos de elección popular. Ese día será para ellos el juicio final. El voto de castigo será eficaz, como le sucedió al PRI, arma para que los electores les cobren todas las afrentas que el frívolo gobierno de la 4T en el estado ha cometido en contra de ellos desde el 1 de noviembre de 2021.
Se dice que…
*La violencia de los cárteles criminales que operan a sus anchas en el territorio colimenses que escaló ya al incendio de vehículos pesados para impedir la circulación en las vitales carreteras, no le quitan ni el sueño a Indira ni le impiden seguir con sus frivolidades de siempre, dejando en la indefensión total al pueblo bueno de Colima.
*La denuncia que por violencia política de género le ha enderezado la alcaldesa de Manzanillo Griselda Martínez M. al vicegobernador Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, le complicará a éste su ambición de alcanzar una senaduría en los comicios del 2 de junio de 2023. El comandante, como le gusta hacerse llamar, habrá de responder como hombre sus excesos verbales cargados de misoginia, prepotencia y soberbia.