POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Días antes de que iniciara la simulación de proceso interno en MORENA para elegir al coordinador de los comités de defensa de la cuarta transformación, El Tecolín Memo Toscano buscó a César Guerra para preguntarle si seguía siendo parte del equipo de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva.
Al recibir una respuesta afirmativa, el regidor del ayuntamiento de Villa de Álvarez le pidió que hiciera maletas porque se irían a Jalisco a una encomienda; cuando el entonces director jurídico de la Comisión Estatal del Agua de Colima quiso saber de qué se trataba, solamente recibió como respuesta que ya le estarían dando los detalles cuando llegaran a tierras jaliscienses.
Cierto es que, si un ex presidiario como Toscano Reyes llega con una propuesta de esa magnitud sin dar ningún detalle de la misión, cualquiera dudaría y preferiría corroborar si es cierto o no.
César Guerra acudió al día siguiente a un evento de la gobernadora y logró entrevistarse con ella; ahí le manifestó que había recibido la instrucción de ir a Jalisco y le comentó que estaría enviándole reportes diarios de las actividades que realizara para promover la campaña de Claudia Sheinbaum.
—César, por favor, échame la mano. ¡Ayúdame! –le habría dicho la mandataria a su funcionario. —Y, por favor, sígueme reportando todos los acontecimientos que estén pasando directamente a mí. —habría agregado.
César Guerra Ruelas aceptó ir a Jalisco porque necesitaba el trabajo y no podía decirles que no; lo que también se propuso fue documentar todo lo que estuvieran haciendo por si algo salía mal y los exhibían incurriendo en delitos electorales.
Y así fue: fotos, videos, conversaciones de WhatsApp y audios fueron a parar al equipo de Latinus y comenzaron una serie de reportajes que desnudaron la corrupción galopante en el gobierno del Estado y cómo Indira Vizcaíno fue la que planeó toda la estrategia y estaba enterada de todo lo que hacían sus empleados en Jalisco.
En Colima, mientras tanto, la mandataria negaba todo; decía que todo era fantasioso y que no había un solo peso desviado para proyectos políticos. Semanas atrás habría dicho lo mismo cundo se exhibió que a los más de 2 mil trabajadores de confianza del gobierno del Estado les quitaban parte de su sueldo para financiar la campaña de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Todo era mentira: la gobernadora le mintió a la población. Sí se pedía parte del salario a los trabajadores de confianza y sí fueron enviados funcionarios de Colima a Jalisco a promover las aspiraciones de Claudia Sheinbaum. Y todo con el consentimiento de Indira Vizcaíno.
César Guerra, que ha filtrado una pequeña parte de todo lo que documentó de la gira en Jalisco, incluso reconoció que sí era cierto lo del moche cada quincena para apoyar a la candidata de la gobernadora; para demostrarlo dijo tener las pruebas de quiénes le pedían el dinero.
Señaló que cuando se regresó de Jalisco uno de sus superiores le pidió la parte que no había dado durante su ausencia de Colima.
En uno de los Diálogos por la Transformación, mientras Indira Vizcaíno negaba que le pidieran un porcentaje de su sueldo a los trabajadores de confianza, uno de los empleados del gobierno del Estado recibió un mensaje de su jefa donde le pedía lo de su aportación voluntaria; en ese momento le mostró el mensaje a los que estaban a su alrededor, y todos comenzaron a reírse del cinismo de la mandataria al estar negando lo evidente.
En Colima puede salir impune Indira Vizcaíno y sus funcionarios, como El Tecolín Memo Toscano y el protector de agresores sexuales, Francisco Javier Pinto Torres, pero las denuncias interpuestas en México y en el Instituto Nacional Electoral tarde o temprano tendrán que discutirse e imponer una sanción ejemplar para los que incurrieron en desvío de recursos y cometieron delitos electorales, hoy por hoy, a petición de MORENA, un delito grave que amerita cárcel.