POR José Luis Santana Ochoa
Por lo visto, a Marcelo Ebrard Casaubón, como al cantautor José Alfredo Jiménez Sandoval, nada le han enseñado las más de treinta años que lleva en la farándula política, pues redondo cayó en el error de creerle a su líder moral en turno, Andrés Manuel López Obrador, que en el proceso impositivo de Claudia Sheinbaum Pardo como Coordinadora Nacional de los Comités de la Defensa de la Cuarta Transformación, tendría piso parejo, condiciones de equidad, las mismas oportunidades de recibir el bastón de mando que siempre tuvo heredera única.
El carnal Marcelo fue el único de las cinco corcholatas perdedoras que se tomó en serio su participación en el circo cuatrero montado por el Mesías para legitimar la imposición de su ex nuera. Las restantes cuatro jugaron sus papeles de comparsas a sabiendas de que López Obrador “desde el principio”, como lo confesó loco de contento, apoyó con todos los recursos a su alcance a Claudia.
“Estoy muy contento porque hay relevo generacional, conozco a Claudia muy bien y estoy muy tranquilo porque sé que va a haber continuidad con cambio. Claudia Sheinbaum es garantía para que se le dé continuidad a la transformación, es una mujer honesta, con principios y mucho muy preparada”, expresó López Obrador para no dejar lugar a dudas de que su santa voluntad imperó.
El cándido Ebrard podrá hacer de su futura vida política un papalote, pero por lo pronto ha quedado expuesto como mal perdedor en una contienda que nunca fue tal. Ingenuamente creyó que su largo amasiato con el tabasqueño y el servilismo que le acreditó durante los poco más de cuatro años que cobró como Secretario de Relaciones, le garantizarían un trato digno y equitativo como corcholata presidencial. No fue así y ahora por su error de cálculo pagará las consecuencias.
Marcelo no puede seguir quejándose de que lo bolsearon, como a Chuchita, pues bien sabía cómo se las gasta su amado líder moral padre de la Cuarta Transformación. Aceptó sin hacer mayores gestos prestarse a la farsa democrática orquestada por López Obrador para legitimar la imposición de quien terminó alzándose con el bastón de mando que dizque es “representación de los valores más profundos de nuestra historia viva, de los pueblos indígenas. Lo tomo con orgullo, compromiso y con humildad, pero con la plena responsabilidad de continuar con el rumbo trazado por nuestro pueblo, el de la Transformación que ha iniciado el presidente Andrés Manuel López Obrador’’.
Como no come lumbre, y trae tras él mucha gente que no aceptará quedarse sin comer con manteca durante todo un sexenio, el 2024/2030, Marcelo no tardará en superar su enojo para ponerse blandito y cooperando con la mujer que ya camina apoyada en el bastón de mando indígena. Ante la disyuntiva de cabrestear o ahorcarse, Ebrard Casaubón se avendrá a la sacra santa voluntad del sumo sacerdote de la religión política 4teista. Al tiempo.
EL ACABO
“Si hubiésemos actuado de manera antidemocrática, si hubiese habido dedazo, trampas, entonces yo me sentiría muy mal; pero no, tengo mi conciencia tranquila y afortunadamente en las encuestas se demuestra”, ha sentenciado inapelable el rey del cinismo político, Andrés Manuel López Obrador.
Según AMLO, “No se puede cuestionar a nadie, más cuando se trata de una gente como es Marcelo, es mi amigo y nos ayudó muchísimo, más hablando de política exterior, imagínense lo que nos ayudó en épocas difíciles, cuando nos ayudó con el presidente Trump y resultó muy respetuoso, tengo muchas anécdotas de cómo al principio él no quería lo del tratado.” No pos’sí, por supuesto que tiene derecho al pataleo, nadie se lo puede negar.
Pese a que dizque en el proceso interno de Morena y aliados se cumplieron las condiciones que solicitó Marcelo Ebrard para realizar la encuesta que definió al a Claudia Sheinbaum como ganadora, perdió en las encuestas, aunque, admite López Obrador, “es posible que tenga otros elementos para señalar sus acusaciones hacia Morena y pedir la reposición del proceso”. ¡La burla es lo que calienta!
Rudeza innecesaria la que el presidente del CEN de MORENA, Mario Delegado Carrillo, ejerció en contra de los representantes de su ex tío Marcelo Ebrard Casaubón impidiéndoles con la fuerza pública su ingreso al salón donde abrieron los paquetes de encuestas.