POR Jorge Octavio González
A Indira Vizcaíno le afectó el poder: no sólo es indolente, corrupta y sinvergüenza; también es una cínica en toda la extensión de la palabra.
Ayer, en sus Diálogos por la Transformación, lo corroboró.
Lo primero que habría que criticar es que la gobernadora sugirió que les estaba haciendo un favor a los medios de comunicación por atenderlos, ya que su agenda sólo le permitía que le hicieran cuatro preguntas nada más.
Peor que en La Mañanera de López Obrador; ahí al menos pueden explayarse los reporteros de verdad y los alquilados e improvisados para hacer cuestionamientos hasta por tres horas.
Indira, por el contrario, cada vez quiere tener más control sobre lo que declara a los medios; en especial porque cada que habla queda registrada una nueva pifia.
Aunque tiene en sus manos a la mayoría de los medios de Colima, Indira Vizcaíno no soporta que haya medios independientes y que no requieran de recursos públicos para hacer su trabajo; ante eso no sabe qué hacer más que acotar los espacios donde le pueden hacer preguntas incómodas.
Los Diálogos de ayer, por supuesto, tenían la intención de limitar quiénes podían participar en la dinámica de preguntas y respuestas; el problema es que ni sus mismos aliados respetaron la regla de una pregunta cada uno y así se siguieron los demás.
Y llegó el tema de los funcionarios del gobierno del Estado que fueron enviados a Jalisco para promover la candidatura de Claudia Sheinbaum, donde salió a relucir el protector de acosadores sexuales Francisco Javier Pinto Torres y otros empleados de menor nivel que utilizaron recursos públicos y vehículos oficiales para operar en la entidad jalisciense.
Indira Vizcaíno repitió lo mismo de siempre: que ellos no cometen irregularidades y no utilizan recursos públicos para proyectos políticos. Tan, tan.
Así de cínica; ni siquiera reconoció lo publicado por Latinus ni habló del funcionario que renunció tras ser exhibido como uno de los 15 que fueron a Jalisco a promover a Claudia Sheinbaum.
Fueron los propios funcionarios de Indira Vizcaíno los que facilitaron el material al medio nacional para denunciar que les quitan parte de su salario para financiar la campaña de la ex jefa de la Ciudad de México y que empleados de la administración estatal fueron a Jalisco a operar políticamente en los distritos donde se estaba levantando la encuesta para elegir al coordinador de los comités de defensa de la cuarta transformación.
Esa denuncia no sería posible sin la participación y colaboración de los mismos trabajadores que estuvieron siendo objeto de amenazas de sus superiores con que tenían que aportar para la causa si no querían perder su empleo.
Y así fue: hartos de que les quitaran parte de su salario y que los obligaran a ir a Jalisco a promover a una candidata presidencial, decidieron filtrar la información para que las autoridades actuaran en consecuencia.
Pese a que en Colima la oposición ha sido tibia en este tipo de asuntos, donde sólo suben a tribuna pero no presentan las denuncias pertinentes, el diputado Chuy Dueñas logró que sus colegas de Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados retomaran el caso y presentaran las denuncias ante el Instituto Nacional Electoral y un Punto de Acuerdo en San Lázaro.
Ayer mismo, el diputado Jorge Álvarez Máynez informó que presentaron una denuncia contra Indira Vizcaíno por desvío de recursos para favorecer a Claudia Sheinbuam.
Y dijo que quitarles el dinero a los trabajadores del gobierno del Estado para una campaña política es, además de grotesco, ilegal.
Indira Vizcaíno es grotesca, sinvergüenza, indolente, soberbia, pero, sobre todo, una cínica y mitómana de siete suelas, que ni porque tiene las pruebas en su cara es capaz de reconocer que no sólo es como los de antes, sino peor y más torpe.