POR Jorge Octavio González
¿Para qué quiere el capitán de navío Héctor Alfredo Castillo Báez un despacho con un minisplit de 13 mil pesos, cortinas de 3 mil y puertas abatibles de cristal templado de 33 mil?
Al secretario de Seguridad Pública del Estado de Colima le gustan los lujos y la ostentación; justo lo que el presidente López Obrador aborrece de los políticos tradicionales.
Al parecer el comandante Alfredo Castillo sigue los pasos de sus superiores en la Secretaría de la Defensa Nacional y la Marina Armada de México, a los que se les ha documentado adquisición de casas millonarias y viajes con toda la familia a los lugares más extravagantes del mundo.
Y como el presidente de la República no juzga a los militares porque les ha dado todo el poder en su sexenio, pese a la promesa de no militarizar el país, enviados de la milicia como el secretario de Seguridad Pública también piden lujos para llevar la vida más feliz en Colima.
No importa que todos los días haya muertos en las calles de Colima; no importa que haya feminicidios en el gobierno más feminista de la historia de la entidad; no importa que estén asesinando a los mismos policías por sus nexos con el crimen organizado. Nada de eso importa.
Lo que sí importa para el funcionario encargado de la seguridad pública es tener todas las comodidades para desempeñar su trabajo, como el minisplit de 13 mil pesos que le sirve para no pasar por el calor que todos los demás padecemos todos los días.
La remodelación de su despacho, que más bien parece búnker, es el reflejo de la ambición de un funcionario que no comulga, como tampoco la gobernadora Indira Vizcaíno, con la austeridad republicana ni la pobreza franciscana.
Más bien parecen unos vulgares fantoches que quieren estar rodeados de lujos, de camionetas blindadas, de guaruras, de personal para la limpieza de sus casas, de joyas, de ropa de marca; eso es lo que los funcionarios del gobierno del Estado están haciendo en una administración que se supone no se recupera del caos financiero del sexenio pasado.
Si creíamos que Manuel Llerandi era el secretario de Seguridad Pública más imbécil y mediocre que haya tenido Colima, Héctor Alfredo Castillo Báez lo supera con creces. Y no sólo porque ha demostrado ser ineficiente en su trabajo, sino porque además tiene el cinismo de decir que trabajan todos los días para recuperar la seguridad en la entidad, algo totalmente falso.
Si algo ha demostrado el capitán de navío es ineficiencia, ineptitud, indolencia y complicidad con la delincuencia organizada, a la que no ha combatido desde su llegada; tanto así que ha permitido el asesinato de más de 20 agentes de las distintas corporaciones policiacas, sin lograr una sola detención de los responsables.
Queda claro que, así como el mini fiscal Bryant Alejandro García Ramírez, el capitán de navío Alfredo Castillo Báez protege a los delincuentes: no se ve una estrategia de combate al crimen organizado ni hay un solo detenido de los responsables de los crímenes a policías ni a civiles.
Lo único que sí sabe hacer Alfredo Castillo es llevar una vida de lujos y ostentación.