POR Jorge Octavio González
El sábado nos amanecimos con un bloqueo en la carretera Colima-Manzanillo a la altura de la cervecería Corona; la razón era por la desaparición de dos trabajadores de dicha empresa que fueron levantados en Madrid, Tecomán, cuando estaban laborando.
Como suele suceder en estos casos, la Fiscalía General del Estado de Colima, concretamente la Fiscalía Especializada en Desaparición de Personas, no había hecho su trabajo ni tenía información ni avance alguno sobre al paradero de los jóvenes Abraham Vega Niestas y Julio César Aguilar Córdova.
El derecho a la manifestación, como les asiste a todos los ciudadanos mexicanos, fue utilizado por los familiares y compañeros de los dos trabajadores de la cervecería Corona; muy temprano cerraron la circulación de la carretera a la altura de la empresa, creando enojo de la autoridad por el tema económico.
A partir de aquí viene la actuación perversa y maligna de la Fiscalía de Colima:
La primera versión que corrió fue que justo en la mañana de ese sábado 29 de julio de 2023 habían encontrado en una fosa clandestina los cuerpos de Abraham y Julio César; un video desde un camión alcanza a captar cuando varios de los familiares y amigos de los desaparecidos se abrazan y lloran, dando fuerza a la especie de que ya habían sido notificados del fallecimiento.
La segunda fue que desde la Fiscalía del inútil y bueno para nada Bryant Alejandro García Ramírez se amenazó a los dueños de la empresa Corona con que ya no les comprarían su producto para las borracheras y comelitonas que hacen en el gobierno del Estado.
Los encargados de la empresa en ese momento, asustados y más preocupados por las ventas de su cerveza que por el bienestar de sus empleados, convenció a los familiares de los desaparecidos para que retiraran el bloqueo, so pretexto de que los iban a ayudar en todo lo que pudieran para regresar con vida a Abraham y a Julio César.
Aunque en grupos de whatsapp y redes sociales se difundió demasiado que los cadáveres hallados en la fosa clandestina eran de los trabajadores de la Corona, ninguna autoridad aclaró el asunto, por lo que las versiones provocaron una confusión entre quienes afirmaban que estaban muertos y quienes decían que no era cierto.
Si los cuerpos encontrados en una fosa clandestina no correspondían a los trabajadores de la empresa cervecera, el gobierno del Estado estaba obligado a dar la cara para aclararlo; el problema es que nunca dijeron nada y dejaron que las especulaciones llovieran por las redes sociales. Una falla más de las autoridades, indolentes y miserables.
Reprobable, por supuesto, la actitud cobarde y sin escrúpulos de los gerentes de la empresa Corona si en realidad convencieron a los familiares de Abraham y Julio César de retirar el bloqueo por la amenaza de la Fiscalía de Colima en el sentido de que no los volverían a contratar para ningún evento público o privado de funcionarios del gobierno del Estado.
Por alguna razón los bloqueos a las vialidades de Colima ya no se habían hecho por parte de los familiares de desaparecidos. No sabemos si los amenazan o les prometen encontrarlos o les advierten que filtrarán información personal de las víctimas; la cuestión es que ese derecho que tiene la gente para presionar a las autoridades se dejó de utilizar.
Hasta este sábado 29 de julio, en donde por la mañana se bloqueó la carretera Colima-Manzanillo a la altura de la Corona y por la tarde se hizo lo propio en la carretera Colima-Guadalajara a la altura de El Trapiche.
Lo único que queda claro es que las autoridades del gobierno del Estado y de la Fiscalía General del Estado de Colima son incompetentes y perversos; además de no estar a la altura de las circunstancias tienen el cinismo de amenazar a los familiares de desaparecidos para que no hagan bloqueos.
Sin proponérselo, la iniciativa que el mitómano y desequilibrado Rubén Romo Ochoa hizo hace unos meses para sancionar a quienes bloquearan las vialidades se hizo realidad.