Indira, entre la indolencia y la soberbia

POR Jorge Octavio González

¿Por qué, si pagaron más de 4 millones de pesos para traer al grupo Camila, Indira Vizcaíno sigue culpando al pasado de la falta de recursos?

¿Hay o no hay dinero en Colima? Para los privilegios y lujos de la gobernadora y sus amigas sí; para lo indispensable y las necesidades de la sociedad no.

Y es el cuento de todos los días: no hay medicinas en los hospitales ni centros de salud; no hay dinero en el IPECOL para préstamos a los trabajadores; las escuelas públicas están deterioradas y los padres de familia son los que tienen que cooperarse para sortear las necesidades más apremiantes de sus hijos; no hay una sola obra emblemática con recursos propios.

Sí hay, por el contrario, 4 millones 165 mil pesos para traer al grupo musical Camila al Complejo Galván el pasado 13 de mayo; con el pretexto de festejar a las madres por su día, Indira Vizcaíno y Viri Valencia aprovecharon la ocasión para divertirse a lo lindo y grabarse para ver cuántos likes y estrellas recibían de sus seguidores y fans.

A Indira Vizcaíno no le importó que en el primer contrato, el SEYC/SC/DSC/007-E/2023, hubiera “traslados internos en camionetas de último modelo” para los integrantes del grupo. Así como lo leen: camionetas último modelo. No del 2000, del 2010, del 2015 ni del 2020; los señores de Camila querían trasladarse en camionetas último modelo.

Lo que no se especificó en el contrato es si esas camionetas último modelo las iban a rentar o el gobierno del Estado las iba a proporcionar para el personal del grupo musical; tampoco se especifica si entre los 4 millones de pesos iba incluido esa parte de las camionetas. En fin: ya habrá oportunidad de investigar eso.

En sus Diálogos por la Transformación, cuando se le cuestionó sobre la erogación millonaria para traer a Camila, Indira Vizcaíno ni siquiera supo responder si era verdad que la cantidad era más de 4 millones de pesos; sólo se limitó a comentar que se hizo una solicitud de transparencia para pedir la información y que eso fue lo que la dependencia estatal había respondido.

Y después se puso a decir un rollo acerca de que la sociedad colimense también merecía un momento de esparcimiento y que 8 mil personas se habían beneficiado del concierto. ¿A qué beneficios se refiere? ¿Qué se puede llevar una persona de un concierto? Sólo el recuerdo y, si acaso, imágenes en el celular. Nada más.

Indira Vizcaíno se notaba molesta por el cuestionamiento; al parecer no esperaba que el tema saliera a relucir y menos tan rápido, tomando en cuenta que las dependencias de gobierno obstaculizan todo lo posible las solicitudes de información que hace la ciudadanía para saber en qué se gastan el dinero del pueblo.

El gobierno del Estado gastó millones de pesos en un concierto que sólo disfrutaron Indira y Viri; los demás fueron como los invitados a la fiesta de quince años que, ya que están en el lugar, también alcanzan a escuchar las canciones que se tocan.

Lo peor es que, mientras Indira y Viri cantaban y bailaban como si fueran las quinceañeras festejadas, afuera del Complejo Galván colectivos de madres buscadores exigían a las autoridades ponerse a trabajar para hallar a sus hijos perdidos.

El desplante de Indira y de sus funcionarios, que en ese momento gritaban desafinadas las letras de las canciones de Camila, fue indolente y despiadado; ni siquiera la autoridad reconoce que, si no fuera por los colectivos de las madres buscadoras, cientos de las fosas que se han hallado en Colima, particularmente en Tecomán, jamás se habrían descubierto, teniendo en la incertidumbre a muchísimas familias que recorren brechas y lugares peligrosos en busca de sus seres queridos.

Pero para Indira y Viri bien valen 4 millones de pesos para cantar y bailar al ritmo de Camila.

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