POR Jorge Octavio González
Desaliñado, como si lo acabaran de sacar de un tugurio de mala muerte donde departía con algunas cariñosas, Mario Ochoa García, titular de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, en una sesión solemne del Congreso del Estado llevada a cabo ayer lunes señaló que el desvío de 70 millones de pesos, por lo que es acusado Carlos Arturo Noriega García, no dañó el patrimonio del Estado porque ese dinero se regresó diez días después a las arcas de IPECOL.
Apenas la semana pasada, cuando el ex secretario de Planeación y Finanzas del gobierno del Estado acudió a comparecer a la Sala 2 de Juicios Orales del Primer Partido Judicial de Colima, el mismo atarantado fiscal anticorrupción dijo muy seguro que el expediente de alrededor de 5 mil fojas estaba tan documentado que lo más probable era que la jueza Rocío Alejandra Guedea León lo terminaría vinculando a proceso.
¿Qué pasó entre el viernes 21 de abril y el lunes 24? La soberbia de Mario Ochoa, que con activar la denuncia contra Noriega García le hacía un favor a la siempre indolente, mentirosa, corrupta y torpe Viridiana Valencia Vargas, le jugó una mala pasada; ahora el escenario cambió rotundamente y ya no están tan seguros en el oficialismo de que su única denuncia judicializada de alto perfil vaya a prosperar.
Mario Ochoa, tal vez ebrio de la euforia por haber hecho feliz a Viri Valencia, no tomó en cuenta que, ciertamente, el desvío de dinero de las cuotas de los trabajadores al IPECOl es un delito; sin embargo, se consuma cuando jamás regresa, como es el caso de Leoncio Morán Sánchez, acusado por el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Colima por el desvío de más de 53 millones que, esos sí, nunca regresaron a las arcas ni se supo a dónde fueron a parar.
La diferencia entre el delito cometido por Carlos Noriega y Locho Morán es claro: el primero regresó el dinero íntegro diez días después, con lo que la observación se solventó, mientras que el segundo se olvidó de los trabajadores y dejó que la siguiente administración se hiciera cargo de la deuda.
Margarita Moreno, en efecto, ha tenido que pagar por los desfalcos de Héctor Insúa y Leoncio Morán Sánchez; la cuestión es que ahora existen denuncias concretas que obligan a las autoridades competentes a investigar los delitos denunciados y a sancionar a los responsables.
Si bien Carlos Noriega incurrió en el desvío de 70 millones de pesos, el dinero se reintegró a donde debía; eso no puede decir Leoncio Morán, quien simplemente dejó la administración para pactar impunidad con el gobierno del Estado entregando como moneda de cambio a sus dos diputados en el Congreso del Estado, todo con la finalidad de que le aprobaran lo que se enviara desde el Ejecutivo.
El fiscal anticorrupción, con las declaraciones hechas ayer a los medios de comunicación, seguramente recibirá el regaño a gritos, insultos y humillaciones que Viri Valencia, la funcionaria federal que tiene más muertos en su conciencia que los demás, le hará por asegurar que no existió daño patrimonial en el caso de la denuncia contra Carlos Arturo Noriega García.
Eso pasa por confiar en sujetos mediocres, atarantados y vagos carretoneros como Mario Ochoa García, cuya única denuncia de alto perfil ya se lo llevó la fregada.
Ni modo: si pensaban que con eso intimidarían a la presidenta municipal para dejarle el campo libre a esa vulgar y pedante Viri Valencia se equivocaron.
Del video de Esausito hablaremos después.