POR Jorge Octavio González
Colima es digno del primer lugar en homicidios dolosos a nivel nacional: todos los días hay ejecuciones a plena luz del día y la normalización es el camino que se ve en el corto plazo.
Hace unas semanas, sin embargo, hubo indignación por el cobarde asesinato del joven Jorge Alberto Torres Rolón a las afueras de su domicilio; ahora sucedió algo similar con un masculino en sus 20 que fue acribillado enfrente del Polideportivo de Villa de Álvarez.
Las imágenes que circularon del suceso fueron desgarradoras: el joven, todavía en su vehículo, con espasmos por las balas que estaban impregnadas en su cuerpo; la gente mirando sin poder hacer nada porque no sabían si lo iban a rematar o no.
Al final, lamentablemente, murió en el hospital; nada pudieron hacer las autoridades competentes.
Y esta misma semana, también, se vio la ejecución de dos sujetos de la empresa Mercado Libre que, sin embargo, impresionó a la opinión pública por cómo fue perpetrado el ataque y cómo también fue en un lugar demasiado transitado.
Algo está sucediendo en Colima que la violencia aumenta cada vez más y no se ve un fin en el horizonte; por el contrario, es más común que todos los días haya asesinatos, violaciones, robos, incendios a vehículos y a domicilios, además de cuerpos calcinados en diversas partes de la entidad, sobre todo en Manzanillo.
Ni la Fiscalía General del Estado de Colima ni la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno del Estado ni las demás corporaciones que deben coadyuvar para prevenir los crímenes y perseguir a los delincuentes sirve para maldita la cosa.
El mini fiscal, Bryant Alejandro García Ramírez, un sujeto miserable y pusilánime, es un cero a la izquierda, señalado además por la Secretaría de la Defensa Nacional en sus cables clasificados como protector de uno de los cárteles que opera en la entidad.
El comandante Alfredo Castillo Báez, secretario de Seguridad Pública, junto con el vice fiscal de procedimientos penales de la FGE, Javier Almazán, dieron un concierto de imprecisiones, datos falsos y malos chistes en la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y la Seguridad.
Si ellos son los que deben velar por la seguridad de los colimenses, pero no tienen la información que se les requiere a través de los medios de comunicación, ¿qué es lo que esperamos como sociedad?
Colima, mientras tanto, se sigue llenando de sangre, terror, violencia, indignación y vergüenza.