Viri Valencia: los muertos en su conciencia

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

Viridiana Valencia Vargas, cuando era presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado, detestaba tanto a Roberto Chapula de la Mora que interpuso todas las denuncias habidas y por haber para que lo pudieran sancionar; ella anhelaba que el tribuno desapareciera de su vida para que ya no la exhibiera en su ineptitud cada que hacía uso de la voz.

Su sueño se cumplió: cuando más crítico era del partido en el poder en Colima, el diputado del Verde Ecologista fue asesinado de varios disparos de arma de fuego cuando llegaba a su domicilio enfrente del Parque Hidalgo.

Ahora, como titular de la Delegación de Programas para el Bienestar en Colima, Viri Valencia ordenó que todos los ancianos beneficiarios de algunos de los programas sociales del gobierno federal, como la Pensión del Bienestar, acudieran personalmente a cuanto evento se les citara, así estuvieran enfermos, sin poderse mover y hasta intubados.

El viernes pasado, en el estacionamiento de las oficinas de la dependencia federal en Camino Real, una mujer de más de 80 años estuvo por horas en un auto, ante los rayos del sol, esperando que le dieran su tarjeta para cobrar 4 mil 800 pesos bimestrales.

La absurda política de Viri Valencia, de obligar a las personas de la tercera edad a ir a los eventos de entrega de tarjetas y demás, cobró la vida de una anciana que ya ni siquiera podrá retirar el dinero que le depositen porque, de acuerdo a lo que explicó la titular de la dependencia en un post en sus redes sociales, tenía en su poder el acta de defunción, por lo que en automático el sistema da de baja a la señora por fallecimiento.

En un intento desesperado por deslindar su incompetencia de la muerte de la anciana, se apresuró a publicar en sus redes sociales una explicación que, más bien, fue una pobre justificación de lo sucedido en el estacionamiento de la delegación federal, además de culpar a la propia víctima y a sus familiares por llevarla en condiciones no óptimas a recibir la tarjeta.

“De acuerdo al historial clínico y al Certificado de Defunción emitido por el médico legista, la persona que falleció presentaba un cuadro de hipertensión arterial y complicaciones derivadas de su edad, que se habían agravado durante los últimos días”, fue el primer punto de su explicación.

Al margen de que Viri Valencia comete un delito por revelar datos clínicos de una persona, ¿por qué tuvo acceso al Certificado de Defunción y al historial clínico? ¿No sabe que eso es un crimen? La familia, además de denunciarla por negligencia, podría también acusarla de utilizar su expediente médico para justificar una torpeza que ella misma propició.

“En los días previos, la persona fallecida había estado internada en una clínica y dada de alta horas antes de este hecho, de acuerdo a la propia familia que le acompañaba”, escribió en su punto dos.

No tiene sentido su justificación: si estuvo internada y se le dio de alta, ¿por qué de repente falleció? Porque, efectivamente, las inclemencias del calor, aunado a las horas que la mantuvieron esperando a que le dieran la tarjeta, la hicieron sentirse mal. Nadie da de alta a una persona si sigue mal, ¿o sí? Viri Valencia hace gala de nueva cuenta de su ignorancia y de la mediocridad de sus asesores.

“La persona estaba siendo acompañada por su hija y su nieta; quienes tuvieron conocimiento pleno de lo sucedido: la persona estaba siendo atendida en el vehículo que iba, cuando presentó un dolor abdominal, por lo que el personal de Bienestar llamó a los servicios médicos”, dijo en su punto tres.

Si la mujer fue dada de alta y presentó dolor abdominal en el vehículo, donde estaba expuesta a los rayos del sol, entonces el problema se dio por estar en el estacionamiento con horas de antelación, por órdenes de Viri Valencia, para recibir la tarjeta.

Y el punto cuatro está relacionado con el anterior: “Cuando los servicios de la Cruz Roja arribaron, pudieron constatar que la persona ya no presentaba pulso”.

Viridiana Valencia Vargas no sólo cita a los ancianos a sus eventos, sin importar que tengan más de 80 años, que no puedan caminar, que dependan de alguien más o que incluso estén sumamente delicados de salud, sino que, en el colmo de su indolencia, no es capaz de tener a médicos o personal de primeros auxilios en un lugar a donde acuden cientos de personas con todas las enfermedades del mundo por su edad.

Está de más suponer que, de haber tenido a personal médico en la dependencia federal, en lugar de esperar a la Cruz Roja, la anciana estaría con vida en estos momentos: ya falleció y la culpa la tiene Viridiana Valencia Vargas, que en su egocentrismo y en su obsesión por promocionarse políticamente con los programas sociales, exige que en los eventos de su dependencia acudan todos los ancianos para la foto en redes sociales.

Viri Valencia aspira a la candidatura de MORENA a la presidencia municipal de Colima o a la diputación federal por el primero distrito porque se cree con la capacidad y, sobre todo, tiene la cercanía con quienes van a decidir las candidaturas en el 2024.

Pero la actual delegada del Bienestar tiene varios muertos en su conciencia. Que nunca se olvide.